Rutas por mes

Sábado, 28 de agosto de 2010

DATOS DE LA RUTA:

Taillón

Acceso: Col de Tentes (2.210 m). Para llegar allí hay que dirigirse al pueblo de Gavarnie (Francia) y, nada más entrar en él, tomar la carretera de la derecha. Poco después nos encontramos con una bifurcación y cogemos la desviación de la izquierda, la cual nos conduce a la estación de esquí de Gavarnie y, de ahí, al Col de Tentes, donde disponemos de un amplio aparcamiento en el que dejar los coches.

Desnivel positivo: 1.088 m.

Distancia: 17 kilómetros.

Tiempo aproximado: 6 h 15´  (3 h 30´ de ascensión).

Dificultad: Media-alta. Excursión algo larga, pero sin dificultades técnicas.

El Taillón (3.144 m), considerado como uno de los tresmiles más accesibles y visitados de los Pirineos, alza su imponente perfil en el extremo norte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. La ascensión a este emblemático monte se puede acometer desde España (pradera de Ordesa y Bujaruelo) o Francia (Gavarnie, col de Tentes), si bien nosotros hemos decidido realizarla desde la zona francesa, concretamente desde el Col de Tentes. Esta opción, algo más corta que las demás, es la que salva un desnivel menor y permite, además, acceder al Taillón cruzando la legendaria Brèche de Roland o Brecha de Roldán, un grandioso y espectacular corte natural en la arista rocosa que marca la frontera entre España y Francia.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:

Son las 9:10 de la mañana de un día que ha amanecido cubierto por la niebla cuando dejamos los coches aparcados en el Col de Tentes (2.210 m) para dirigirnos andando por asfalto hasta el puerto de Bujaruelo (2.273 m). Antes era posible realizar este trayecto en coche, pero en la  actualidad la carretera está cortada a la altura del col de Tentes por desprendimientos de rocas, por lo que no queda más remedio que recorrer los escasos dos kilómetros que separan el col de Tentes del puerto de Bujaruelo a pie.

Cartel en el col de Tentes

Un cartel amarillo en el col de Tentes nos informa que el Refugio de la Brecha de Roldán se encuentra a 2 h 15´, previsión un tanto exagerada ya que poco después, en el puerto de Bujaruelo, un nuevo cartel amarillo advierte que el tiempo hasta el citado refugio es de 1 h 30´, lo cual equivale a decir que desde el col de Tentes al puerto hay 45´ andando. Y nada más lejos de la realidad: 45 minutos se tardará yendo a la pata coja –supongo– porque nosotros llegamos en menos de 20 minutos y no fuimos precisamente corriendo.

Después de recorrer la carretera que, a tramos sepultada por las piedras, conduce del col de Tentes a Bujaruelo, tomamos una senda que asciende a la izquierda, dirección este. Sin apenas ganar altura, vamos bordeando el Taillón por su casi inaccesible cara norte siguiendo los hitos que vamos encontrando por el camino y siguiendo también a la gran cantidad de montañeros que llevan la misma dirección que nosotros. Llegamos así a la base del pico Sarradets, lugar donde la senda por la que caminamos se une a la senda que sube directamente del pueblo de Gavarnie. La niebla ha desaparecido por completo, dando paso a un día radiante y soleado. En este punto comenzamos a remontar una torrentera, provista de cadenas en algunos tramos y por la que desciende el agua que desagua del glaciar del Taillón, y llegamos así al collado de Sarradets, mirador privilegiado desde el que se puede contemplar con todo su esplendor el espectacular circo de Gavarnie y su larguísima cascada.

En el puerto de Bujaruelo

Ascendiendo por las cadenas

Desde el collado de Sarradets, además, podemos ver con total claridad el refugio de la Brèche de Roland o de Sarradets, adonde nos encaminamos con paso decidido. Son las 10:50 de la mañana cuando llegamos al refugio (2.587 m), donde podemos disfrutar de unas inmejorables vistas a la brecha de Roldán y de un largo descanso de 30´ que aprovechamos para comer algo y reponer fuerzas antes de seguir adelante.

Continuamos, pues, caminando en dirección hacia la brecha ascendiendo por una gran pedrera de fuerte pendiente que nos conduce a un pequeño collado. Sólo los resta ascender unos metros para llegar hasta la brecha, para lo cual debemos cruzar el glaciar situado a sus pies. Hoy la nieve que cubre el glaciar es blanda y no es necesario el uso de crampones, algo habitual la mayor parte del año.

Refugio y Brecha de Roldán

Llegamos a la mítica brecha de Roldán a las 11:50 y nos empapamos durante unos minutos de su belleza y su grandiosidad. Cuenta la leyenda que el célebre Roldán (también conocido como Rolando y Orlando; en francés, Roland), sobrino del gran Carlomagno y cuyas hazañas fueron narradas en el famoso poema épico francés del siglo XI titulado Chanson de Roland o Cantar de Roldán, después de ser derrotado en la batalla de Roncesvalles se replegó con su ejército a estos parajes recónditos de Pirineos buscando un paso entre las montañas que le permitiera llegar a Francia, su patria. Pero, al verse completamente acorralado y a merced de sus perseguidores, para evitar que su famosa espada Durandarte cayera en manos de sus enemigos, la lanzó al aire en su último aliento de vida provocando esta gigantesca hendidura pétrea conocida hoy en día con el nombre de brecha de Roldán. Y, aunque esta leyenda –como tantas otras– sea más fantástica que real, lo cierto es que la brecha de Roldán, único paso natural entre Francia y España en la zona de Gavarnie, se ha convertido en uno de los lugares más visitados, admirados y fotografiados de los Pirineos.

Cruzamos la brecha de Roldán para situarnos en tierras aragonesas y continuamos a la derecha, siguiendo una senda que se encuentra casi pegada a las paredes rocosas y que conduce al famoso Dedo del Taillón.

Dedo del Taillón

Tramo final

Desde ahí ya sólo resta el tramo final: la ascensión por la larga ladera escarpada del Taillón a través de una estrecha senda que nos deposita a las 13:05 en la cima de esta montaña desprovista de buzón y vértice geodésico, pero que cuenta con unas espectaculares vistas de algunas de las principales cumbres de los Pirineos: al este se distingue con total claridad el Cilindro y el Monte Perdido con su famosa escupidera final; al norte se divisa el grandioso macizo del Vignemale y su resplandeciente glaciar; al oeste el Balaitus y las Frondeillas… Merece la pena subir aquí sólo por contemplar este paisaje.

En el Taillón

Comemos en la cumbre rodeados de una gran cantidad de montañeros e iniciamos el descenso por el mismo camino por el que habíamos subido. Un día espléndido y un lugar mágico que ocupará un lugar privilegiado en nuestra memoria para el resto de nuestras vidas.

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