Rutas por mes

DOMINGO, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2010

DATOS DE LA RUTA:

Anboto desde Urkiolamendi

Acceso: Santuario de Urkiola (Bizkaia).

Desnivel: 655 m.

Distancia: 8,6 kilómetros.

Tiempo: 3h 10’ (1h 30’ de ascensión).

Dificultad: Media.

Altitud: 1.331 m.

El Anboto es la mayor altitud de la Sierra de Anboto o montes del Duranguesado, también llamados “la pequeña Suiza”. Es, junto con el Gorbea y el Aizkorri, uno de los tres grandes del Pais Vasco y por él pasan miles de montañeros cada dos años haciendo la marcha “Hiru haundiak”. Este monte está envuelto por la magia de Mari, “Anbotoko Damie”, de la cual se cuenta que aún se la suele ver peinando sus cabellos dorados con un cepillo de oro en días de buen tiempo o verla pasar como una bola de fuego hacia otros lugares donde también posee morada. Dicen que dependiendo dónde se encuentre nuestra dama hará buen o mal tiempo.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:

Iniciando el camino

Dejamos aparcados nuestros coches en el Santuario de Urkiola, en los aparcamientos habilitados para ello.

Comenzamos a caminar por la pista de gravilla que sale de la parte trasera del Santuario. Cruzamos el paso canadiense y nos disponemos a sortear la primera cuesta que nos tiene preparada este monte. Durante el

Entre cipreses

recorrido hacía las campas de Pol-Pol comentamos nuestras aventuras y

desventuras recorridas durante el largo verano (para otros corto), en el que no hemos hecho rutas programadas, aunque algunos, los más valientes, no han dejado de subir montes y más montes por los tan admirados Pirineos.

Seguimos caminando contemplando los elegantes y altos cipreses Lawson que parece nos cuidaran del viento que asomaría más tarde.

Llegamos a las campas de Pol-Pol y comenzamos a ver la niebla que asoma en el cresterío del Anboto donde se encuentran los montes Kurutzeta y Elgoin. No sabemos si podremos llegar a la cima pero lo vamos a intentar. Por lo tanto nos dirigimos hacia el collado de Pagozelai y para ello seguimos la pista de gravilla que tuerce a la derecha, mientras parte del grupo decide subir pasando antes por la fuente ferruginosa de Pol-Pol por otro sendero que sigue paralelo a la pista de gravilla.

Campas Pol-Pol

Otro camino

Hacía la derecha

Llegamos a un cruce de caminos, el cual nos indica que hacía la derecha se baja a Otxandio y siguiendo el camino que traemos llegaremos a Zabalandi, por la GR-12. Decidimos buscar un lugar donde el viento no nos moleste demasiado para tomar nuestros ricos y variados aperitivos para luego enfrentarnos al último tramo de ascensión. Solo nos faltan 900 m según un cartel indicador.

Después del pequeño descanso, comenzamos a subir hacia el Amboto, por su cara sur, ascendiendo la pendiente rocosa que se encuentra entre el bosque de hayas. Seguimos las pocas y desgastadas marcas blancas y rojas, guiándonos por los hitos que otros montañeros han ido colocando.

Subiendo entre las Hayas

Pendiente rocosa

La ascensión se hace un poco dificultosa por el desnivel y la roca, pero tenemos tanto empeño en llegar a la cima que todo nos parece poco.

La niebla, que a esta altura se hace más visible, amenaza con no dejarnos llegar al buzón, pero como somos muy insistentes seguimos “sin prisa pero sin pausa”.

Casi en la cima comienza a lloviznar y la roca empieza a hacerse resbaladiza, la visibilidad va decreciendo como consecuencia de esa niebla que nos persigue desde que hemos hecho el “hamaiketako”, lo cual hace que el camino cada vez sea más dificultoso.

Descansando entre hayas

Según un GPS que llevamos, nos quedan menos de 200 m a la cima pero decidimos dejarlo ahí para otro día. Con niños y lloviendo no se puede ir al Anboto. No se va a mover de ahí. Ya subiremos otro día.

Bajando

Así pues, comenzamos el descenso por el mismo lugar por el que habíamos subido. Encontramos un lugar para atacar nuestras

Bonito árbol

mochilas y nos disponernos  comer.

De vuelta a los coches pasamos, esta vez todo el grupo, por la fuente de Pol-Pol y después de

dar un buen sorbo a sus aguas, continuamos bajando.

Tres valientes deciden que bajan por otro lugar, subiendo primero al Urkiolamendi, por lo que aquí nos separamos y nos volvemos a juntar en el aparcamiento del Santuario.

Cuando llegamos, todos juntos nos tomamos el merecido “cafelito” mientras los niños jugaban en el parque de arena y columpios.

En la fuente de Pol-Pol

No hemos conseguido nuestro objetivo pero nos da igual: lo primero es nuestra seguridad. Hemos disfrutado de las vistas, del camino y de los acompañantes. En total hemos hecho 8,4 km  con un desnivel de 655 m.

Por cierto, hoy nos ha acompañado una amama, que en ningún momento la he visto flaquear. Yo, cuando tenga su edad, quiero ser como ella.

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