Rutas por mes

DOMINGO, 17 DE OCTUBRE  2010

DATOS DE LA RUTA:

Buzón del Topinburu

Acceso: Desde la plaza Urkizu en la localidad de Eibar (Guipúzcoa)

Desnivel: 470 m.

Distancia: Aprox. 7 kilómetros

Tiempo: 2h 30’

Dificultad: Fácil

Altitud: 590 m.

Eibar es una localidad perteneciente al Bajo Deba que se ha formado entre montes y va creciendo laderas arriba. -¿Sabíais que Eibar fue fundada por Alfonso XI de Castilla con el nombre de Villanueva de San Andrés?-.

Rodeando este pueblo se encuentra, al norte, el monte Urko, el más conocido  y al sur los montes de Elgeta, a los cuales pertenece nuestro objetivo de hoy, el Topinburu, uno de los montes puntuables para el concurso de los Cien Montes.

Esta cumbre, aunque es de acceso eibarrés, se encuentra situado en territorio de Bergara.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:

El proponente de  la ruta nos invita a llegar al punto de partida de la misma en tren. Así que cogemos el Euskotren, unos en Atxuri a las 10:00 y otros en Basauri a las 10:06,  y nos disponemos a disfrutar del recorrido de una hora de viaje.

Mientras vamos escuchando el traqueteo del tren podemos disfrutar del paisaje, algo que cuando vamos en coche no podemos hacer ya que hay que estar atento a la carretera. La hora que dura el recorrido se nos hace corto pues, viajando todos juntos, nos podemos permitir el lujo de charlar.

Subiendo por la calle Txonta

Llegamos a Eibar alas 11 de la mañana y nos dirigimos hacía la plaza Urkizu, en pleno centro de Eibar, para allí coger la calle Txonta. Subimos esta calle, entre almacenes y fábricas viejas. Dejamos atrás  unos columpios y una calle que está a la derecha, y nos situamos en el camino de ascenso hacia la ermita de San Salvador.

Este camino se nos hace un poco pesado debido a que, hasta la ermita, es todo de cemento. Menos mal que el paisaje discurre entre bosques de hayas, plátanos, acacias, pinos y chopos, por lo que podemos disfrutar de la variedad botánica. También podemos disfrutar de los animales que habitan en los caseríos de la zona.

No nos desviaremos en ningún momento aunque a nuestra izquierda y derecha hay otros muchos accesos que van  a caseríos o rutas de montaña para bicicletas.

Así pues, llegamos a la ermita de San Salvador, la cual se encuentra junto al caserío Areta Abeletxe y  está custodiada por un gran árbol junto a su entrada.

Ermita San Salvador

Compañero de la ermita

Después de hacer un descanso y comernos un aperitivo seguimos nuestra marcha hacia la cima.

Abandonamos la ermita por su lado izquierdo. Detrás de ella se encuentra el camino que cogeremos, después de atravesar una valla. Es el más ancho y el que mejor se distingue. De este modo nos adentramos en el sendero, ahora ya de tierra, dejando a la izquierda otros dos senderos menos marchados y, a nuestra derecha, un caserío.

Camino de tierra

Error, este no sería el camino a seguir, aunque también lleva a la cima. De todos modos, solo nos desviamos un poquito.

Continuamos unos metros más y, como no vamos por donde queríamos, tomamos la iniciativa de acortar y subir monte a través.

En la cima

Trepamos un poco, sin dificultad ninguna ya que no la tenía, y nos encontramos con otra senda. La continuamos hacia nuestra izquierda, como volviendo sobre nuestros pasos y a unos 600 m nos encontramos, a nuestra izquierda, con el camino que teníamos que haber cogido. Aquí enlazamos con él, hacia la derecha. La pendiente es un poco más pronunciada pero son  pocos metros que nos separan de la cima.

Llegamos, pues, a la cima y nos hacemos la foto de rigor. En esta pequeña loma hay varias placas conmemorativas a montañeros adornadas con acebos.

Después de unos minutos volvemos sobre nuestros pasos y, esta vez sí, cogemos el camino pensado. Pero no hasta el final, no. Somos montañeros y nos gusta la aventura, aunque sea poca, por lo que unos metros más abajo abandonamos el camino y bajamos por el monte sin caminos. Queríamos encontrar algo y así fue. Setas. De varios tamaños y colores. Prueba de ello, estas fotos:

Setas

Y más

Más setas

Comemos en la ermita y regresamos a Eibar, donde nos tomamos el café de rigor mientras los niños juegan en el parque y a  las 17:13 cogemos el tren de vuelta. ¡Hasta el  próximo domingo!.

Ruta corta, amena y muy importante: sin lluvia.

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