Rutas por mes

Domingo, 17 de abril de 2011

DATOS DE LA RUTA:

Buzón del Milpiribil (Pin Pil)

ACCESO: Zumarraundi o plataforma de los Petroleros (940 m), en Zalduondo (Araba). Para llegar allí hay que dirigirse a la localidad alavesa de Zalduondo y coger una carretera mal asfaltada que nace detrás de la iglesia del pueblo. Debemos continuar por esta carretera sin tomar ninguna desviación  hasta llegar a una bifurcación situada en el kilómetro 2, punto en el que tomamos el cruce de la izquierda, el cual nos conduce 3´4 km después a esta amplia plataforma en la que hace años hubo sondeos petrolíferos.

DESNIVEL: 580 m.

DISTANCIA: 8 km.

TIEMPO APROXIMADO: 3 h 50 min (ida y vuelta).

DIFICULTAD: Media.

El Milpiribil (denominación original de esta montaña que el Catálogo de Cimas de Euskal Herria ha querido recuperar en detrimento de Pin Pil, que no es más que una derivación de la anterior) es el punto culminante de la sierra de Urkilla, una cadena montañosa situada al noroeste del territorio alavés, muy cerca de montes de Altzania y de la espectacular sierra de Aizkorri. Ascenderemos a esta cima alomada y herbosa desde el sondeo de Urkilla, no sin antes visitar en nuestro camino la pequeña cumbre rocosa del Liñategieta (1.197 m), la herbosa loma del Askiola (1.204 m) y la abrupta cima del Burgalaitz (1.283 m), el cual, pese a su cercanía con el Milpiribil, pertenece ya al macizo del Aizkorri.

Buzón del Liñategieta

Buzón del Burgalaitz

Buzón del Askiola

Se trata, sin lugar a dudas,  de un recorrido singular que nos permitirá atravesar parajes de ensueño salpicados de leyendas y descubrir entre sus umbrosos hayedos escondidos rincones cargados de magia que atesoran en su haber todo el atractivo y el misterio de un cuento de hadas.

Descripción del recorrido realizado:

Dejamos aparcados los coches en Zumarraundi (940 m), lugar conocido también con el nombre de sondeo de Urkilla o plataforma de los Petroleros porque en él se realizaron hace años unas prospecciones petrolíferas. Varios tubos y unas placas de cemento dan fe de las perforaciones que se llevaron a cabo en esta amplia explanada, hoy en día habilitada como parking.

Una vez preparados, iniciamos la marcha tomando una senda bien visible situada al final del aparcamiento, en cuyo inicio nos encontramos con un poste de madera que nos indica que San Adrián se encuentra a 3´6 km y el Aratz a 5´6 km siguiendo la PR-A 12.

Iniciando la marcha

Cartel en Zumarraundi

Llegando a la calzada de San Adrián

Ascendemos por esta senda, que se adentra en un frondoso y magnífico hayedo y sortea impresionantes simas antes de salir al encuentro  de la calzada de San Adrián, un legendario camino  que unía la meseta de Castilla con la costa Cantábrica y con Europa y por el que transitaron en el pasado reyes, príncipes, ejércitos enteros, comerciantes y multitud de peregrinos que dirigían sus pasos a Santiago de Compostela.

Antes de llegar a esta emblemática calzada nos encontramos por el camino con un par de bifurcaciones que no deben llevarnos a dudar ya que todas ellas confluyen en este mismo punto. Allí descubrimos un poste amarillo del Camino de Santiago y otro cartel indicador de madera que nos informa que San Adrián está a 3´1 km por la GR-65.2 y el Aratz a 5´1 km  siguiendo la PR-A 12.

Continuamos ascendiendo por una pendiente suave y poco después nos encontramos con una nueva señal amarilla del camino de Santiago. Justo enfrente de la citada señal hay una desviación a la derecha marcada con un hito que conduce al rocoso Aratz. No obstante, nosotros obviamos esta desviación para continuar de frente, siguiendo el mismo camino que lleva al Aizkorri.

El camino, cubierto de una alfombra de hojas de árbol caídas y atravesado por enormes raíces, nos deposita en un nuevo cruce. Un poste de madera nos indica que nos encontramos en el término de Peazuloeta. Si cogiéramos aquí el sendero de la derecha llegaríamos al legendario túnel de San Adrián, punto de unión entre los espectaculares valles guipuzcoanos y la inmensa Llanada Alavesa. No obstante, no es éste nuestro objetivo el día de hoy y por este motivo tomamos el camino de la izquierda.

Cruce al Aratz

En Peazuloeta

Poco después, tras superar un corto pero fuerte repecho, llegamos una especie de alto. Allí, un poste de madera incrustado en el suelo nos informa que nos encontramos en Linategieta.

Es el momento del tentempié, que algunos aprovechamos para subir al cercanísimo Liñategieta (1.193 m), una pequeñísima cresta rocosa situada a nuestra derecha que nos regala las vistas que el tupido bosque de hayas por el que hemos caminado nos impedía ver. Se trata de una cumbre modesta y muy poco conocida pero a la que no le falta su pequeño buzón.

En Linategieta

En la cima del Liñategieta

Descendemos de nuevo para reencontrarnos con el resto del grupo y reiniciar la marcha. Para ello continuamos por el camino de la izquierda, ya que el de la derecha conduce al popular Aizkorri.

Se trata de una pista de gravilla que lleva a las acogedoras campas de Urbia y transita por un sombrío bosque de hayas.

Askiola

Al llegar a una zona despejada los más rezagados descubrimos a nuestra izquierda un curioso buzón y nos acercamos a él. Estamos en el Askiola (1.204 m), elevado en medio de una campa herbosa. Si no fuera por este curioso buzón con forma de frontón clavado como una lanza en el suelo sería realmente difícil adivinar que ésta es la cima de un monte. Por este motivo los que iban delante de nosotros no se han percatado ni siquiera de su existencia. Pero es éste un buen lugar para detenerse y contemplar el hermoso, enigmático, desafiante y orgulloso cresterío del Aizkorri que se alza a nuestra derecha y en cuyo centro se vislumbra con total nitidez la famosa ermita del Santo Cristo que se erige en la cumbre del mítico Aizkorri.

Seguimos adelante y la pista de gravilla por la que caminamos se va anchando cada vez más hasta que, antes de que ésta describa un giro a la izquierda, la abandonamos para adentrarnos en un bosque de hayas. Un hito allí situado y las marcas rojas y blancas de la GR sirven de referencia clara en este punto. Llegamos en pocos minutos a la altura de un árbol con una flecha pintada de rojo que nos invita a abandonar el camino y continuar por la derecha: aquí se inicia el ascenso al Burgalaitz.

Abandonamos la pista

Hacia el Burgalaitz

Decidimos entonces que, antes de coronar el Milpiribil o Pin Pil, el Burgalaitz (1.283 m) bien merece una visita. Así que, siguiendo las marcas rojas y los numerosos hitos que jalonan el camino, alcanzamos la cima de este espolón rocoso que se desgaja de la sierra del Aizkorri. Un vértice geodésico y un buzón del C.D. Aloña Mendi nos reciben en la cumbre.

En el Burgalaitz

Descendemos de allí por el lado opuesto al que hemos subido para situarnos de nuevo en el camino que habíamos abandonado unos minutos antes. Sólo nos quedan 500 m para llegar al Milpiribil.

Desvío al Milpiribil (Pin Pil)

El camino nos deposita de nuevo en la pista de gravilla que habíamos dejado atrás. Pero no continuamos por ella sino que tomamos un camino a la izquierda, enfrente del cual se encuentra un cartel del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.  Y continuamos por él hasta encontrarnos de frente con la ladera herbosa que nos conduce sin ningún contratiempo al pequeño buzón del Milpiribil, levantado sobre una base de piedra. Señala una cota de 1.296 m que no coincide con el último Catálogo de Cimas de Euskal Herria, publicado por la Federación Vasca de Montaña en el año 2009, en el que se indica para el Milpiribil una altitud de 1.279 m. Sea como fuere, lo cierto es que desde esta cima redondeada se puede disfrutar de una privilegiada e impresionante panorámica de la espectacular sierra del Aizkorri.

En el Milpiribil (Pin Pil)

Descendemos de este monte de sonoro nombre para comer a sus pies, en una zona boscosa y protegida donde podemos descansar y disfrutar de este día tan soleado para posteriormente regresar a Zumarraundi siguiendo el mismo camino por el que habíamos subido.

Y, como era de esperar, los que antes no se habían percatado de la presencia del buzón del Askiola, aprovechan el camino de vuelta para acercarse y sacarse una foto junto a él, de espaldas al escarpado y hermoso cresterío del Aizkorri. Una última instantánea para culminar este luminoso día de primavera.

En el Askiola

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