Domingo 23 de septiembre del 2012
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Desde la localidad de Añes, perteneciente a ayuntamiento de Ayala (Alava)
Desnivel: 700 m
Distancia: 13 km hasta el Eskutxi, 5 km más al Ungino,
Dificultad: Media
Sierra Salvada es un impresionante macizo con una longitud de 10 km y varias son las cimas que componen esta planicie, entre ellos están el Aro, Tologorri, Castro Grande, Diente del Ahorcado o Pico del Fraile, Ungino y el más alto de toda la meseta: el Eskutxi (1.180 m).
Desde la lejanía impresionan sus espectaculares desniveles. Buen número de estos itinerarios eran usados para ascender cuando el medio de transporte habitual eran los carros a yuntas.
Casi todos estos caminos tienen destino en apenas media docena de accesos a la meseta y nosotros cruzaremos por el Portillo del Aro hasta el Eskutxi
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Quedamos en Añes y una vez hemos llegado todos, cogemos los coches y ascendemos 1,2 km, por la pista que va dirección sur.
Junto a un paso canadiense, en el cual hay una señal de prohibido circular a mas de 20 km/hora, dejamos los coches aparcados y los 27 mendizaleak que hemos acudido hoy, nos preparamos. Cada uno con sus cosas y abundante agua, cruzamos el paso canadiense y, justo después, giramos hacia la derecha por un sendero de tierra evitando así parte de la pista de cemento que sube.
A unos 20m de haber girado, lo volvemos hacer pero, esta vez hacia la izquierda. Así caminamos por un sendero unos metros más, sorteando la abundante vegetación de espinos. En una pequeña elevación del terreno nos topamos con otro camino que cruza y en el que nosotros volvemos a girar a la izquierda. Llaneamos y, cuando el camino parece cerrarse, enfilamos monte a través hacia arriba entre el bosque. Iremos ganando altura, siempre paralelos a la senda que traíamos que nos llevará a la pista principal que viene de Añes.
Reagrupación y seguimos ascendiendo, ahora por un camino mucho más ancho y transitado por bastantes todoterrenos. Esta
pista se nos antoja un poco dura, digo poco, eh!! que para nosotros creo que ya nada es duro. Ni siquiera para los dos aitas que cargan con sus bebes en la mochila.
Como decía, poco a poco, la ascensión se dificulta por los pequeños repechos que tiene el camino, pero que nosotros vamos sorteando tranquilos y sin prisas. Cuando ya vemos asomar la gran roca del monte Aro a nuestra izquierda, me parece que ya nos quedará poco pero, ¡qué ilusa soy!, aún queda lo peor. Las grandes pendientes siguen asomando y nos dan poca tregua hasta que llegamos al Portillo del Aro. Ya en el portillo hacemos una pequeña parada para descansar y tomar algún alimento que nos ayude a reponer fuerzas.
Aquí hago también un inciso para contaros que, una vez cruzado el portillo, nos encontraremos un arco-altar en honor a San
Vitores. El sacerdote Vitores nació en Cerezo del Río Tirón en el siglo VIII. Coincidiendo con un periodo de represión musulmana, vivió 7 años de eremita en una cueva. Al salir predicó por los pueblos el cristianismo convirtiendo a varios musulmanes a al catolicismo. Esto molestó a los altos cargos musulmanes y fue mandado ejecutar.
San Vitores es representado con la cabeza en sus manos haciendo alusión a su martirio y cuentan que, una vez decapitado, cogió su cabeza y se fue andando al pueblo de Oña. Los verdugos que le decapitaron se convirtieron al cristianismo inmediatamente.
Después del descanso, seguimos dirección Noreste por un camino bien marcado. A unos 400m abandonamos la pista girando a la izquierda y caminando entre piedras dirección al precipicio de la meseta. No, no nos queremos “accidentar”, lo que queremos es llegar al borde y caminar paralelos al despeñadero para poder disfrutar de las vistas. Con mucho cuidado nos acercamos al precipicio, agachándonos y arrastrándonos para que no nos lleve el fuerte viento que, a partir de ahora, nos va acompañar. Terminadas las contemplaciones del lugar, que son muchas, seguimos hacia el Eskutxi dejando el abismo a nuestra izquierda. Así llegamos al buzón y rápidamente nos hacemos una foto, (el viento sopla con fuerza), para volver a uno de tantas hondonadas que hay en la zona y en una de las cuales se han quedado dos familias que nos esperan para comer.
Cuatro compañeros deciden recorrer los 2,5 km, aprox, que separan el Eskutxi del Ungino por lo que, de momento nos separamos. Ellos hacia el Ungino y
los demás a comer. Los que van al Ungino podrán disfrutar de las vistas del ojo de este monte. Un gran agujero natural insertado en medio de esa mole de roca. Uno de ellos también se acerca a visitar la famosa cueva del Ungino. No ha podido precisar cuan profunda es, pues no iba preparado para investigarla.
Tras la comida, tres de los componentes del grupo, quieren ir al monte Aro. Sin pensarlo mucho, se ponen a caminar los 2 km, ida y vuelta que separan al Aro de donde estamos.
Mientras, los demás hacemos una buena sobremesa con dulces, cafés y demás viandas. Es qué nos cuidamos muy bien!!!!
Poco a poco van llegando los “desperdigados”, lo que han ido al Ungino y los que han ido al Aro y todos juntos hacemos el camino de regreso hacia los coches.
Volvemos a cruzar el portillo del Aro y, esta vez, recorremos toda la pista de cemento hasta los coches, evitando adent
rarnos en el bosque como hemos hecho en la subida. Solo hay un cruce en la carretera, en ese cruce hay que girar a la izquierda para llegar sin problemas a lugar de inicio de la ruta.
En los coches, unos deciden irse a su casa y otros vamos a terminar la jornada en Artzeniaga tomando un refresco.
El viento nos ha azotado en la cima, en la bajada también, nos ha recordado que es fuerte trayéndonos piedrillas, las cuales azotaban nuestras piernas, sin mas protección que la de la piel. Pensábamos que podíamos mojarnos pero hemos tenido suerte y justo cuando estábamos en el bar comenzó a llover con intensidad.
Otro gran día de monte, buen tiempo, buen recorrido, bonito lugar y por supuesto buena compañía.