Domingo 01 de marzo de 2015
Hoy, 1 de marzo, parece que el tiempo nos da una tregua y, aunque el día aparece nuboso, será el viento sur el protagonista de una jornada en la que nos olvidaremos de los paraguas y disfrutaremos con las vistas. De entrada, el objetivo era el Terreros, pero a última hora nos decidimos por el Kolitza, ya que había gente que no había estado y la ermita tiene un espacio cubierto para resguardarse del viento que en la cima soplaba que daba gusto.
Dejamos los coches a la altura del barrio de Pandozales y tomamos por el camino señalizado con marcas de gran recorrido que nos ayudarán en los cruces y nos llevarán sin pérdida hacia nuestro objetivo.
Avanzamos por un camino pedregoso chapoteando en el agua que viene de los arroyos y torrenteras de la montaña. Se nota la lluvia que ha caído sin tregua durante todo el mes. Poco a poco vamos ascendiendo. Al cabo de un rato por fin se nos muestra el Kolitza.
El camino que veníamos trayendo confluye con una pista de gravilla. Un poco más adelante continúan las marcas GR a mano derecha que señalizan la ascensión tradicional que encara la pendiente con decisión. Pero, como aún tenemos en mente el Terreros, nosotros obviamos esta ruta y continuamos por la pista hacia el collado entre los dos montes. A la izquierda divisamos el valle del que procedemos.
Algún buitre nos vigila desde lo alto.
Y seguimos pista arriba. Ahora contemplamos el valle de Aiara con Sierra Sálvada –Garobel – y los Montes de la Peña al fondo.
Llegados a un punto, tomamos la decisión de subir a Kolitza, así que abandonamos la pista y tomamos por este sendero. Bonitas vistas de los valles.
Nos queda la última parte de la ascensión. Pasito a pasito, vamos ascendiendo.
La ermita al alcance de la mano.
Ahí la tenemos. Ya estamos arriba.
Una mesa de orientación reciente nos indica las cumbres que podemos observar desde la cima. Las vistas son espectaculares. Al fondo vemos los montes nevados de Lunada. En primer término, el Burgüeño, que no dudaremos en ascender un día de estos.
Y la vista frontal de la ermita.
Ante nosotros, el valle de Turtzioz con Jorrios y Armañón al fondo. A la izquierda quedaría el valle de Karrantza.
Y no podían faltar un par de fotos de familia.
Comidos e inmortalizados para la posteridad, emprendemos el camino de regreso.
Y así retomamos la pista hasta el cruce que nos desviará a Pandozales. Día redondo, con buen tiempo y unas vistas excepcionales.