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DOMINGO 2 DE FEBRERO DE 2020
Gaur Cantabria aldera joan gara. Hain zuzen, Castro Urdialesetik Cerredo (644m) mendira joan gara. Bidean, Peñas de San Anton (241m) izeneko haitzetan, Templarioa izan daitekeen gaztelu zahar baten aztarnak ere bisitatu ditugu.
Hoy hemos ido a Cantabria. Concretamente hemos ido al monte Cerredo (644m) desde Castro Urdiales. En el camino, En unas rocas llamadas Peñas de san Antón (241m) hemos visitado también las ruinas de un viejo castillo que puede ser templario.
Castro Urdialeseko kanping aurrean aparkatu dugu eta PR- S 117ko marka zuriak eta horiak jarraituz, San Antoneko haitzetarantz abiatu gara. Luze ibili barik, Castroko azken baserriak atzean utzi ditugu eta Eukalipto baso batean sartu gara.
Hemos aparcado delante del camping de Castro urdiales y siguiendo las marcas blancas y amarillas nos hemos dirigido hacia las Peñas de san Antón. Sin andar mucho, hemos dejado atrás los últimos caseríos de Castro y hemos entrado en un bosque de Eucaliptus.
Otsailaren 2a da baina maiatzean gaudela ematen du. Kriston eguraldia egiten du. Lehenengo aldapei gogotsu ekiten diegu eta berehala San Antoneko haitzetara heldu gara. Bertatik bistak ikaragarriak dira. Leku azpimagarria da benetan eta bertan Gaztelu zahar baten aztarnak ikus daiteke oraindik. Argazki batzuk atera eta aurrera jarraitu dugu.
Es 2 de febrero pero parece que estamos en mayo. Hace un tiempo excepcional. Acometemos las primeras cuestas con ganas y enseguida hemos llegado a las peñas de San Antón. Desde aquí las vistas son fantásticas. De verdad es un lugar destacado y aun se pueden ver los restos de un viejo castillo. Hemos sacado unas fotos y hemos seguido adelante.
Gaztelu zaharra atzean utzi bezain laister, aldapa luze eta gogor bat igo behar izan dugu Campo pozororaino. Behin, Campo Pozora helduta, handik Cerredoko hegoaldeko mendileporaino aldapa asko bigundu da. Gaur daukagun eguraldiarekin Trabesia hau ezin politagoa iruditu zait, ibilbide osoan Itsaso infinitoa gure eskumara dugularik eta cerredo beti aurrean. Hala ere, kontuz eguraldi txarrekin. Euria eta ipar edo iparmendebaldeko haizearekin ez da izango leku oso atsegina.
Tan pronto como hemos dejado atrás el viejo castillo, hemos tenido que subir una larga y dura pendiente hasta el Campo Pozo. Una vez en el Campo Pozo, desde allí se ha suavizado mucho la pendiente hasta el collado sur del Cerredo. Con el tiempo que tenemos hoy, esta travesía me ha parecido estupenda, con el mar infinito a nuestra derecha y el Cerredo siempre delante. Sin embargo, cuidado con las inclemencias meteorológicas. Con lluvia y viento del norte o noroeste no será un lugar muy agradable.
Horrela, Cerredo azpiraino heldu gara eta han PR-S 117 utzi eta eskumara egin dugu, seinale-zutoin batek horrela aginduta. Hemendik tontorreraino bidezidorra marka zuri eta gorriekin markatuta dago. Igoera oso polita eta alpinoa da, baita dibertigarria ere, baina leku pare bitan arreta handiz igaro behar da. Bistak ere ikaragarriak dira eta asko disfrutatu dugu.
Así llegamos hasta debajo del Cerredo, donde dejamos el PR-S 117 y nos dirigimos a la derecha, como nos marca un poste señalizador.. Desde aquí hasta la cima el sendero está marcado con marcas blancas y rojas. La subida es muy bonita y alpina y divertida, pero en dos lugares hay que pasar con mucha precaución. Las vistas también son terribles y hemos disfrutado mucho.
Heldu gara gailurrera. Zoragarria da mendi hau. Hala ere, gezurra badirudi ere, ezin da denbora asko han egon, haize hotza eta desatsegina dabilelako. Beraz jeitsierari ekin diogu hoztu baino lehen eta hegoaldeko mendilepora bajatu gara bazkaltzera.
Llegamos a la cima. Esta montaña es maravillosa. Sin embargo, aunque parezca mentira, no se puede estar mucho tiempo allí porque sopla un viento frío y desagradable. Así que empezamos el descenso antes de enfriarnos y bajamos a comer al collado sur.
Hemen ikus dezakezue irteeraren kronika irudietan.
Aquí podéis ver la crónica de la salida en imágenes.
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Domingo, 11 de diciembre de 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: La excursión comienza en el alto de Candina, en la carretera N-634, en el punto kilométrico 161, adonde se llega tras tomar la salida de Oriñón en la autovía y subir en dirección a Liendo, el último tramo del puerto de Candina. Una vez en el alto, el nuevo trazado de asfalto ha dejado, a la derecha y bien protegido por guardarraíles, un amplio tramo de la antigua carretera donde se puede aparcar, al pie de la misma ladera en la que comienza la caminata.
DESNIVEL POSITIVO: 450 aprox.
DISTANCIA: 12 km (ida y vuelta)
Peña Candina es la cumbre más importante de un imponente macizo kárstico que se alza sobre el Cantábrico entre la ría de Oriñón y el valle de Liendo. La ascensión hasta ella se convierte en un agradable paseo entre rocas, picos y depresiones que ofrecen un paisaje difícil de encontrar en estas modestas altitudes, y en el que hubo una importante explotación minera de hierro. La caminata no ofrece mayores dificultades y solo en su tramo final, donde el karst domina el entorno y muestra su perfil más agreste, las afiladas rocas incomodan la marcha y conviene no salirse del camino señalado.
Descripción del recorrido realizado:
Hoy hemos quedado a las 10:15 h en la gasolinera de Arrigorriaga. Ya hemos decidido que no haremos la ruta que estaba prevista en el calendario ya que su proponente no puede acudir a la misma, por tanto, tenemos que decidir qué ruta haremos. Afortunadamente, resulta fácil tomar la decisión ya que hoy somos pocos los miembros de Menditxiki que hemos acudido a esta salida. Como pensamos que el tiempo va a ser mejor y más estable en la costa, decidimos subir al monte Candina desde el alto de Candina, repitiendo cumbre, aunque no recorrido, que hicimos hace poco más de un año.
Nos dirigimos por tanto al alto de Candina en la N-634 donde comienza nuestra ruta. Una vez aparcados los coches en la pequeña área de descanso y hechos los últimos preparativos comenzamos nuestra ruta tomando el sendero que comienza en el mismo aparcamiento NNO y no la pista que queda a la derecha NE. En un principio, el sendero no tiene ninguna marca ni indicación, sin embargo, más adelante comenzaremos a ver marcas blancas y rojas que con mayor o menor frecuencia nos acompañaran durante toda la ascensión.
Aunque humilde en su altitud, destaca esta montaña por la diversidad de sus paisajes y por la belleza de sus rincones. Como en otras moles calcáreas cantábricas, encontraremos en el camino un encinar del tipo calificado como relíctico. Es un testimonio de los antiguos bosques que cubrían la Península Ibérica en la época terciaria, hace millones de años; bosques muy similares a los que hoy en día encontramos en las islas macronésicas (las Canarias, las Azores, Madeira,…).
Hace un día perfecto para el montañismo el cielo se presenta cubierto por nubes altas y finas que dejan pasar unos tímidos rayos de sol, la temperatura es muy agradable y un suave viento del sur nos acompaña. La ruta comienza ganado altura con decisión por un sendero bien marcado, rodeados de encinas, argomas espinosas, brezos y helechos. Tras este primer repecho llegamos al primer collado para desembocar en el mundo kárstico de Candina. Según bajamos, a nuestra izquierda, aparece la primera gran dolina u hoya, la de Tueros. Estas dolinas son depresiones en forma de embudo originadas por el colapso de las cavidades subterráneas formadas por la disolución de las rocas calcáreas. En ella apreciamos un pequeño bosque donde contrastan las hojas verdes y perennes de las encinas con los tonos ocres y marrones que todavía conservan algunas hayas a pesar de lo avanzado del otoño.
Volvemos a ganar altura para llegar al segundo collado y la segunda hoya, que bordeamos por la derecha, esta vez sin perder altura, hasta llegar a dos encinas, superar un espolón rocoso y llegar al tercer collado y a la tercera dolina la de Falluengo la más grande y menos profunda. Desde aquí ya podemos ver el mar y el paisaje se torna grandioso y las vistas formidables, en cualquier caso, resulta extraño estar rodeado de un paisaje tan montañoso y agreste y sin embargo ver tan cerca el mar.
En esta hoya podemos ver varias simas y restos de antiguas edificaciones que pertenecieron a la importante explotación minera que hubo en este inhóspito lugar. La mañana ha ido avanzando y en las ruinas de una de estas construcciones decidimos parar para tomarnos un merecido tentempié y hacer un pequeño descanso. Desde nuestra posición podemos apreciar los restos del muro de piedra que servía para sujetar el camino por donde transitaban las vagonetas que trasportaban el mineral de hierro. Disfrutamos enormemente del paisaje y de las vistas en esta agradable mañana de finales de otoño mientras los más pequeños lo pasan en grande subiéndose a los muros de la antigua construcción y jugando en una cercana y pequeña cueva.
Tras este descanso continuamos nuestro camino. En breve nos incorporamos al camino de las “vagonetas”, y torcemos a la izquierda dirección O. Conviene estar atentos a la vuelta en este punto, ya que si no nos fijamos bien es fácil continuar bajando por este camino dirección este y obviar el sendero por el que hemos venido. Por este cómodo camino y entre la roca caliza que todo lo inunda llegamos a otro collado, en este y pintada en la roca en rojo hay un indicación en la que se lee “cima” con un flecha. Cogemos así esta desviación (izquierda) para seguir las marcas rojas y blancas, a partir de aquí muy abundantes, y dejar atrás el camino de las vagonetas por el que volveremos. Siguiendo las marcas, entre afiladas rocas, vamos avanzando hasta el pie de la cresta cimera. Sin pérdida posible y disfrutando de cada vez mejores vistas, cambiamos de vertiente por un paso bien señalizado y tras un breve repecho hollamos la cumbre, Peña Candina 476 m. Las vistas son sencillamente impresionantes, Laredo, El monte Buciero, el Valle de Liendo, la playa de San Julián, Islares, Punta Galea, Cabo Villano, Pico Cerredo, Gorbea… A nuestro pies hacia el este una nueva depresión, Hoya Negra donde destacan dos grandes aberturas en la roca, Los Ojos del Diablo.
Tras las fotos de rigor, el deleite de las inmejorables vistas adornadas con el majestuoso vuelo de los buitres que por estas montañas anidan, continuamos por la cresta hacia el cercano Salpico, tras breve caminata llegamos a la cumbre, 482 m, coronada por un curioso buzón con forma de perro. En vez de desandar el camino bajamos directos hacia los Ojos del Diablo siguiendo las trazas de un estrecho sendero para llegar al fondo de la Hoya Negra y dirigirnos a una zona de rocas y hierba cercana a los ojos del diablo.
Decidimos comer en este lugar y como siempre salen de nuestras mochilas una gran variedad de alimentos, incluida una tarta, todo ello regado, como no, con un buen vino. Por supuesto no falta, tampoco, el café, la tertulia y los juegos de los más pequeños. Tras la comida decidimos visitar los famosos Ojos del Diablo, que a ninguno nos dejan indiferentes. Otra vez las vistas nos sorprenden, la “caída” de más de 400 mts de desnivel a la cercana cala de Sonabia, resulta sobrecogedora y el paisaje sorprendente, sobre todo, visto a través de los “ojos”. Desandamos nuestros pasos hasta el lugar donde hemos comido, recogemos nuestras cosas e iniciamos el regreso. Por el fondo de la hoya, transita el camino de las vagonetas y que siguiéndolo dirección sur llegaremos hasta el collado donde se encuentra la señal en la roca que indica la dirección a la cima. A partir de aquí solo tenemos que desandar el camino de esta mañana y por supuesto estar atentos al lugar donde hay que abandonar el camino de las vagonetas y torcer a la derecha. Por supuesto, nosotros no nos equivocamos, pero para evitar que le suceda a algún otro montañero, como nos pasó a nosotros el año pasado, y termine bajando a Sonabia por un inclinadísimo, peligroso y expuesto sendero, decidimos hacer un pequeño hito que señale este cruce. De esta forma y disfrutando de este hermoso entorno llegamos al aparcamiento cuando ya va cayendo la tarde.