Domingo 11 de febrero de 2018
Pues bueno. Resulta que hoy había en principio programado la ascensión al Intxorta pero, en vista de la climatología adversa prevista (nieve y barro a espuertas), se cambió por la de Atxarre. Aún así el día ha amanecido con lluvia abundante y niebla en los montes. El Atxarre es una montaña sencilla cuyo mayor atractivo reside en las vistas que, sobre la desembocadura de la ría de Gernika, se obtienen desde la ermita de San Pedro. Hoy, sin embargo, no se ve ni el monte, por lo que optamos por subir a San Miguel de Ereñozar desde Ereño. Es también una buena atalaya desde la cual no vamos a ver ni taba pero que, al menos, posee una ermita con pórtico donde poder resguardarnos de la lluvia y disfrutar siquiera del hamaiketako. Así que dejamos los coches en Ereño y vamos por buena pista y bajo la lluvia incesante hacia la ermita cimera. Para más INRI, dos de los niños que iban a subir se han puesto malos, por lo que un coche opta por darse la vuelta. Cosas del invierno. En fin, que allá vamos.
Una vez superada la fuerte pendiente, llegamos a un llano donde, a mano derecha, vemos un sendero con una barandilla de madera a mano izquierda que será el que nos lleve a la cumbre.
Y ya tenemos la ermita al alcance de la vista.
Como no podía ser de otra forma, hay una campana que atrae la atención de los niños. Que se sepa que estamos arriba.
La mesa de orientación nos indica las cimas y pueblos relevantes del entorno que hoy se nos muestran en todo su esplendor, en todo su esplendor oculto a nuestros ojos, porque no se ve ni papa.