Domingo, 18 de abril de 2010
Hora y lugar de encuentro: A las 9:45 en la gasolinera que está a la altura de Arrigorriaga, en la AP-68. Y a las 10:20 en el parking que hay junto al área recreativa de Garrastatxu, a unos 3 kilómetros de Baranbio (Araba).
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Barrio de Garrastatxu (582 m), perteneciente a la localidad alavesa de Baranbio (Araba). Para llegar a Garrastatxu desde Bilbao hay que coger la AP-68 y tomar la salida 3 (Llodio – Orozko). Inmediatamente después del peaje se gira a la izquierda dirección Orozko y se continúa por la BI-2522 hasta llegar a Baranbio. Una vez allí hay que atravesar el pueblo y escasos metros después del restaurante Hordago hay que coger a la izquierda una pista asfaltada en cuyo inicio un poste de madera nos indica que por allí se llega a Garrastatxu. Un kilómetro aproximadamente después se llega a un cruce y se toma la desviación de la derecha, también indicada con un cartel, y tras recorrer unos dos kilómetros más se llega a un amplio aparcamiento cercano a la ermita de Garrastatxu y al área recreativa allí situada.

Cima del Nafakorta

Buzón del Oderiaga
Desnivel: 580 m. de desnivel positivo al Nafakorta y unos 300 m. más al Oderiaga.
Tiempo aproximado: 1 h 20´de ascensión al Nafakorta y unos 45´ más al Oderiaga.
Dificultad: Media.
Situado en los límites occidentales del Parque Natural del Gorbeia, en la muga entre Bizkaia y Araba, el Nafakorta es una modesta y poco conocida cumbre que se alza a la sombra del Oderiaga, la cima más elevada y popular de los Montes de Arno.
Muchos son los caminos que conducen al Nafakorta y al Oderiaga, pero nosotros hemos optado por iniciar nuestro recorrido en el barrio de Garrastatxu. De hecho, este bello lugar, situado en la vertiente sur del macizo del Gorbeia, constituye un punto de partida muy habitual para acceder a muchos de los montes que se elevan en la vertiente occidental del Parque Natural.

Nafakorta volviendo del Oderiaga
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
El camino que conduce al Nafakorta y al Oderiaga desde Garrastatxu se inicia en una pista asfaltada que comienza en el mismo aparcamiento donde se dejan los coches. No obstante, nosotros, desconocedores por completo de este importante y crucial detalle, tomamos el camino erróneo y, después abandonar nuestros coches debidamente aparcados en el lugar habilitado para tal efecto, cogemos el otro camino (porque sólo había dos: el correcto y el incorrecto). Es decir, tomamos equivocadamente el camino que lleva a la preciosa ermita de Nuestra Señora de la Piedad de Garrastatxu. Así que, tras pasar junto a un cartel que prohíbe el paso de vehículos, entramos en el área recreativa, provista de mesas, fuente y columpios, y continuamos por una pista descendente situada entre la ermita y un bar. Allí nos encontramos con una bifurcación y, aunque la opción más adecuada en este caso es coger la desviación de la izquierda, nosotros tomamos la de la derecha. Por desconocimiento, claro. Que nadie vaya a pensar que somos masoquistas o algo así.

Camino que no hay que coger

Pista que sí hay que coger
Tras esta sucesión de errores encadenados llegamos al cabo de unos minutos a un caserío, después de cruzar una portada metálica gris que seguramente alguien puso ahí para que nadie la cruzara. No obstante, al llegar al citado caserío un amable hombre que allí habitaba nos informó con total cordialidad que nos habíamos equivocado y, para evitar que diéramos la vuelta, nos invitó a cruzar otra portada metálica gris situada justo al lado de su vivienda, no sin antes explicarnos con todo lujo de detalles (nos debió de ver cara de despistados) que siguiendo el sendero que allí comenzaba alcanzaríamos en aproximadamente 500 metros la pista que no habíamos cogido en el aparcamiento. Después, eso sí, de sortear tres pinos caídos. Eso creo que dijo: tres pinos. Y visto lo visto, yo creo que eran más de tres los pinos que estaban por tierra, pero no vamos a discutir acerca de números ni cantidades porque, a fin de cuentas, lo importante es que fuimos reconducidos al camino correcto.
Desembocamos así –tal y como nuestro amable benefactor predijo– a la pista principal. Concretamente a un lugar que –según unos viandantes que por allí pasaban en ese preciso instante– es conocido como crucero Gárate. Siguiendo esta pista asfaltada llegamos al amplio collado de Katabaso (595 m), donde se encuentran varios corrales, un cartel que indica la entrada al Parque Natural y un crucero de señales que nos informa que el Nafakorta se encuentra 1h 5´ y 3´1 km de distancia. Lo cual, sumado a los 15´ y 1´2 km que marca hasta Garrastatxu, hace un total de 1h. 20´ y 4´3 km. en total. Que todavía no se nos ha olvidado sumar.
En este punto abandonamos el asfalto y comenzamos a ascender por una pista de gravilla de color blanquecino que algunos abandonamos más adelante para atajar por una especie de cortafuegos. Otros, que tienen menos ganas de atajar que nosotros, continúan por la pista.

Collado de Katabaso con atajo al fondo

Desviación a la izquierda
No obstante y como era de esperar, nos juntamos poco después en la pista principal y seguimos ascendiendo hasta que llegamos a las faldas del Nafakorta. Un hito colocado allí de forma estratégica –como pasa con todos los hitos– nos indica que tenemos que dejar la pista y girar a la izquierda.
Subimos por una ladera de hierba, alcanzamos un camino de piedras y bordeamos el Nafakorta por su cara oeste hasta llegar a la altura de unos mugarris que sirven –al parecer– para marcar los límites municipales entre Orozko y Zuia. A nuestra izquierda se alza el Anekoarri. Y a la derecha nace una estrecha senda que nos conduce entre brezos a una pequeña zona despejada en la que se halla ubicado el vértice geodésico y el pequeño buzón que corona la cima del Nafakorta (1.019 m). Unas fotos que den fe del evento y abajo otra vez.

Algunos en la cima del Nafakorta

Junto a los mugarris
(Y mejor no hablamos –porque restaría encanto al momento– del todoterreno que en ese preciso instante desciende la loma herbosa del Anekoarri ante nuestros ojos atónitos. Así que pasemos a otro tema)
Muy cerca de los mugarris hay un poste de madera con indicaciones para montañeros despistados que nos informa –entre otras cosas– que el Oderiaga se encuentra a 40 minutos de allí. Seguimos en la dirección allí indicada y llegamos en menos de cinco minutos al collado de Aranekoarri (997 m), fácilmente identificable por los corrales allí situados y, sobre todo, por la presencia de un curioso monolito de piedra que fue levantado –según la inscripción allí presente– en honor a una chica que fue devorada por un lobo el 24 de diciembre de 1308.

Cruce de señales con el Oderiaga al fondo

En recuerdo de la chica devorada por un lobo

En el vértice geodésico del Oderiaga
Y en ese mismo collado se queda a reposar un numeroso grupo de Menditxiki que no teme a los lobos mientras que otros nos aventuramos hacia el Oderiaga, que se alza frente a nosotros invitándonos a subirlo. Así que dejamos todos los bártulos con el resto del grupo y nos acercamos hasta un cruce de señales que indica que el Oderiaga está a 2´1 km y 35´ en la GR 12-123. Y unos suben y bajan corriendo y llegan los primeros; otros suben andando a paso de marcha y llegan los segundos; y otros ascendemos más tranquilitos y relajados amenizando nuestra subida con una entretenida charla y llegamos los últimos, cuando los demás ya han emprendido la bajada. Pero llegamos, que es lo importante. Y dejamos de hablar por un momento para contemplar la preciosidad de paisaje que nos rodea por los cuatro costados. Nos sorprenden especialmente las impresionantes y espectaculares vistas que desde el Oderiaga (1.245 m) se pueden disfrutar del complejo laberinto kárstico de Itxina. Bonito también –aunque no espectacular– es el buzón plateado del Oderiaga, que reproduce el mapa de Euskal Herria. Allí unos simpáticos montañeros que llegan poco después que nosotros nos sacan una foto junto al vértice geodésico del Oderiaga. Algunos salen en la foto con las piernas cortadas, pero se les ve la cara, que es lo que cuenta.
De allí bajamos al collado de Aranekoarri y después de comer y de juegos varios iniciamos el descenso hacia Garrastatxu.

En el collado de Aranekoarri
El camino de vuelta nos permite disfrutar de nuevo de unas inmejorables vistas de la Sierra Salvada. El cielo está tan despejado en ese momento que se puede distinguir con total claridad la imagen de la Virgen de Orduña erigida en la cima del monte Txarlazo. Aunque también hay nubes amenazadoras a lo lejos. Nubes que comienzan a descargar lluvia cuando estamos ya muy próximos a la ermita de Garrastatxu. Tan próximos que casi no nos da ni tiempo a mojarnos.
Llegamos así al parking donde tenemos los coches, tomamos un café o un refresco o un helado –que para todos los gustos hay– en el bar situado al lado de la ermita y, justo cuando montamos en nuestros vehículos para dirigirnos a casa, el sol reaparece de nuevo y Garrastatxu se despide de nosotros con un inmenso arco iris colgado del cielo y otro más inmenso todavía justo encima de él.
RUTA Y PERFIL DEL RECORRIDO GARRASTATXU-NAFAKORTA:

Ruta Garrastatxu-Nafakorta

Perfil Garrastatxu-Nafakorta