Domingo, 13 de marzo de 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Basquiñuelas (Álava). Para llegar allí desde Bilbao hay que tomar AP-68 y coger la salida 6 hacia Pobes para incorporarse a la A-2622. Una vez pasado Pobes hay que tomar un desvío a la derecha (A-4317) que indica que faltan 4 km hasta Basquiñuelas.
DESNIVEL POSITIVO: 390 m.
TIEMPO APROXIMADO: 2 h 30 min (1 h 15 min de ascensión).
DISTANCIA: 8´1 km.
DIFICULTAD: Fácil.
El Cantoblanco, enclavado en la parte occidental de la provincia de Álava, es una cima despejada y herbosa que se eleva entre el valle de Lacozmonte, al norte, y las poblaciones de Salinas de Añara y Basquiñuelas, al sur.
Los itinerarios de ascenso a esta cumbre alavesa remontando su ladera septentrional parten de poblaciones como Escota o Artaza. Sin embargo, nosotros hemos optado por coronar su cima por su otra vertiente, partiendo de Basquiñuelas, un minúsculo y recóndito pueblo rodeado de bosques cuya existencia parece remontarse al siglo XI.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Antes de iniciar la descripción del recorrido realizado, queremos romper una lanza a favor del Cantoblanco. Porque cualquiera que navegue por internet intentado encontrar referencias sobre este monte se llevará la desagradable sorpresa de que en la mayor parte de las páginas web aparece descrito como un monte exento de belleza. Y sinceramente, desconocemos la razón de ello, aunque creemos que el motivo quizás se deba a que en Mendikat se dice literalmente que “este monte es, en mi opinión, de los más feos que se pueden subir en esta provincia”. Quizás el que escribió esto no estaba en su mejor momento el día que ascendió al Cantoblanco y tal vez todas las demás páginas web, que suelen tener como punto de referencia a Mendikat, no se hayan atrevido a desmentirlo. Vete tú a saber. Lo cierto es que el único que parece desligarse de esta opinión es nuestro admirado Iñigo Muñoyerro, que es todo un artista y va por libre.
Nosotros no somos unos artistas como él pero también tenemos criterio propio y por este motivo diremos bien alto y bien claro que el Cantoblanco es un monte que, como cualquier otro, encierra una belleza singular que sólo es capaz de apreciar aquel que ama la montaña… y que no tiene un mal día cuando decide subirla, claro.
Y nosotros hoy no hemos tenido un mal día. Ciertamente, no. Incluso hemos conseguido dejar aparcados, aunque con algo de esfuerzo, la gran cantidad de coches con la que hemos invadido hoy el pacífico pueblo de Basquiñuelas.
Para ascender al Cantoblanco tomamos un camino que remonta las últimas casas del pueblo y se dirige hacia un antiguo y pequeño cementerio. Antes de llegar a él tomamos una ancha pista de tierra a la derecha que conduce en escasos metros a un depósito de aguas.
Cuando llegamos a este punto nos encontramos con una bifurcación. Y, aunque en un primer momento nos despistamos y tomamos el camino equivocado (el que asciende a la derecha), muy pronto nos percatamos de nuestro error y retrocedemos unos pasos para continuar de frente.
Inmediatamente después de rebasar el depósito de aguas, tomamos una desviación a la derecha para internarnos en un umbroso camino sembrado de hojas caídas.
Unos minutos después cruzamos una alambrada abierta y nos encontramos con una bifurcación. Los dos caminos conducen al Cantoblanco y nosotros tomamos el de la izquierda, más directo y más cómodo.
Mientras continuamos por este camino, un ancho cortafuegos que asciende de forma progresiva y constante, podemos disfrutar de unas preciosas vistas al Bachicabo, el monte nevado en el que estuvimos el fin de semana pasado y del que guardamos tan buenos recuerdos.
Llegamos así a una barrera metálica de color azul que debemos cruzar y continuamos de frente por una ancha pista que recorre todo el cordal. Cuando divisamos ya a nuestra izquierda con total claridad la gran antena rojiblanca y el vértice geodésico del Cantoblanco decidimos abandonar momentáneamente la pista por la que caminamos para tomar un atajo a la izquierda que desciende y vuelve a enlazar otra vez con la pista inicial. Si no hubiéramos atajado habríamos llegado al mismo punto, pero dando un rodeo mayor.
La cima está cada vez más al alcance de la mano. Sólo falta el último repecho final, tras el cual nos recibe el vértice geodésico del Cantoblanco y sus dos buzones. Amplias e inmejorables vistas sobre la sierra de Árcamo.
Unas fotos de rigor…
… e iniciamos el descenso. Para ello continuamos por la pista, dirección oeste, dejando la alambrada a nuestra izquierda. Siguiendo esta pista se llega al Pinachos (988 m), aunque nosotros decidimos abandonarla para atajar por un sendero situado a la izquierda, que primero llanea entre el bosque de pinos y después desciende para incorporarse de nuevo a la pista.
Continuamos por la pista, cruzamos una alambrada y seguimos caminando hasta encontrar un rellano a la izquierda del camino, donde nos detenemos a comer.
Después seguimos nuestro camino. La pista por la que caminamos acaba uniéndose a la pista por la que habíamos ascendido y nos deposita en Basquiñuelas poco después.
De allí nos dirigimos en coche al bonito pueblo de Añara, donde hay un acogedor bar con una gran terraza colgada sobre las eras de las famosas salinas de Añara. Un buen lugar donde terminar el día. Y todo esto gracias a un guía de excepción que hemos tenido hoy la suerte de contar entre nuestras filas. Nuestro agradecimiento para él y su familia.
RUTA Y PERFIL DE LA MARCHA REALIZADA:
(Para ampliar las dos últimas imágenes pincha sobre ellas y, a continuación, vuelve a hacer click encima)