Rutas por mes

DOMINGO, 10 DE ABRIL 2011

DATOS DE LA RUTA:

Buzón del Arno

ACCESO: Desde el alto del Calvario, en Mutriku (Guipúzcoa). Para llegar a este lugar desde Bilbao atravesamos Mendaro y en la N-634 dirección Donostia encontramos una desviación a la izquierda que nos indica que la GI 3230 lleva a Mutriku. No obstante, para acceder a esta carretera tendremos que hacer, a unos 50 m, un cambio de sentido después de cruzar el puente sobre el río Deba.

DESNIVEL: 500 m

DISTANCIA: 6,5 Km

TIEMPO APROXIMADO: 1 h 30 min de subida

DIFICULTAD: Fácil

Agarretxeko basoa

Agarretxeko basoa

El macizo del Arno está situado en la costa guipuzcoana, al sur de Mutriku y Deba. Son montes calizos y con un gran bosque de encinas denominado “encinar del Cantábrico”. Este bosque fue incluido en  Natura 2000 por la Unión Europea como zona de interés natural.

Hace 1 millón de años el encinar,  dominaba casi toda la zona cantábrica, pero con las glaciaciones se fue quedando relegado a zonas más cálidas y menos calizas.

Así, subiendo al Arno, descubriremos todas estas maravillas que desconocíamos.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:

Comienzo del camino

Después del asfalto

Aparcamos los coches en el alto del Calvario. Este aparcamiento se encuentra junto a un asador de la zona, en la carretera que lleva a la ermita del Calvario.

Así pues, tras calzarnos las botas y coger los necesitados paraguas, volvemos sobre nuestros pasos y llegamos a la  carretera por la cual habíamos subido en los coches.

La cruzamos y continuamos de frente, por un camino asfaltado, al principio del cual se encuentra, a mano derecha, un cartel indicativo con información de la ruta y la zona. Tras pasar los caseríos y el frontón Izagirre, la carretera desciende ligeramente, en una curva a la derecha. Aquí abandonamos la misma para introducirnos, hacia la izquierda, por un vial que nos permitirá disfrutar del bonito recorrido que nos tiene preparado el Arno.

Curva a la derecha

La pista, que es ancha y de tierra, sube ligeramente. Poco después cruzamos una barrera metálica y seguimos  llaneando un poco. Nos vamos adentrando, poco a poco, en el encinar. Las marcas rojas blancas y amarillas nos llevan, sin ninguna dificultad, por el camino hacia el Arno. Una pequeña subida y un vial que surge de la izquierda nos indican que debemos tomar la curva hacia la derecha para seguir ascendiendo. Casi al final de este pequeño repecho encontramos los restos de una valla hecha de palos, que actualmente no existe. Tras pasarla encontramos una pequeña caja de metal y cristal  que protege la imagen de la virgen de Apain.

Collado de Apain

Dejamos atrás la imagen y, en menos de 15 minutos por llano, llegamos a collado de Apain.

En el collado nos encontramos con la pista que sube desde Olatz por la derecha y que va hacia Apain por la izquierda. La cruzamos y  frente a nosotros dos caminos en forma de “V”.

Camino en "V"

Cogemos el de la izquierda, siguiendo la dirección que nos indica el cartel, hacia nuestro objetivo de hoy.

Nos adentramos en el Agarretxeko basoa, que está compuesto por gran flora: encinas, laureles, acebos, hayas, pinos… todos ellos conviviendo en armonía y cobijándonos de los rayos de sol que hoy no podremos disfrutar. Nos ha salido un día un poco triste. Si bien la lluvia a veces nos da tregua, otras aparece y nos obliga a sacar los paraguas.

Así, continuamos por el precioso bosque y, siguiendo las marcas rojas y blancas, llegamos al aterpe “Macizo del Arno”, que, además de ser grande, está habilitado con mesas y bancos para el que lo pueda necesitar (por ejemplo, nosotros).

Aterpe Macizo del Arno

En el refugio encontramos un cartel indicativo informándonos de la flora y la fauna de la zona. En cuanto a la flora ,ya he mencionado su abundancia anteriormente. Y la fauna no le tiene nada que envidiar, porque es mucha la variedad de animales que habitan aquí. Entre los mamíferos se encuentran el tejón, el jabalí, la gineta; reptiles como  la culebra esculapio; aves como la curruca cabecinegra, paloma trocaz y otros muchos. Todos ellos conviven en estos parajes donde, según reza la leyenda, “los bandidos encontraron cobijo perfecto en los bosques del Arno”.

Deba al fondo

Cromlech

Dejamos el refugio atrás y nos dirigimos hacia el norte divisando las aguas del Cantábrico y el bonito pueblo de Deba. Llegamos al collado y uno de nuestros  montañeros decide visitar el Gurutxeta (598 m), que se encuentra cerquita de aquí. Sigue dirección norte mientras nosotros seguimos por el sendero dirección sur. Poco después nos encontramos con un claro y un “cromlech”. Y os preguntaréis qué es esto (o no), y por qué sé que era uno. La que aquí suscribe desconocía el significado de dicha palabra pero, tras informarse, os contaré, para todo aquel que no lo sepa, que son monumentos megalíticos. Y sabía que había uno porque la ruta que llevaba un compañero en el GPS le indicaba que había uno en la zona.

Dejamos atrás el “cromlech” y descendemos siguiendo el sendero de marcas rojas y blancas. Llegamos a una curva hacia derecha  que seguimos, no sin antes darnos cuenta que desde la izquierda sube otra senda que enlaza con la que nosotros traemos. Seguimos pocos metros más para encontrarnos un árbol, marcado con rojo y blanco, enfrente del cual surge otro vial a la izquierda con marcas azules en la piedra. Continuamos, siguiendo el azul de las piedras, y rápidamente llegamos a la cima del Arno, que está coronado por un buzón colocado por el grupo montañero Urkusualbe de Eibar y que recuerda a dos fallecidos: Josefa Etxeberria y Juan Rementeria.

Aquí, algunos comienzan a debatir que si esta no es la cima, que igual es el otro que está más al sur, que puede que haya dos……..Total, que algunos deciden continuar hacia la otra cima y siguen las marcas azules.

Los demás volvemos sobre nuestros pasos hacia el refugio acortando por el camino que anteriormente habíamos visto que subía. ¡Y vaya si acortamos! En menos de 5 minutos estábamos sacando de nuestras mochilas las viandas para dar buena cuenta de ellas.

Poco más tarde, llegan los compañeros que se habían ido a coronar la otra cima nos comentan, con mucha pena,  que no habían podido llegar porque en algún punto el camino se acababa y no era claro. Quizás otro día.

Dentro del aterpe

Después de comer y charlar descendemos hacia los coches por el mismo camino por el que habíamos subido y aprovechamos el mesón que hay para tomarnos el “piscolabis” y volver a nuestras casas.

Personalmente, me ha encantado la ruta. Un bonito recorrido con bonitas vistas. Comentamos que, aquí, a Gipuzkoa, venimos pocas veces y que tenemos que aparecer más.

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