Domingo, 18 de marzo de 2012
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Ermita del Santo Cristo de Atxarte (270 m), enclavada en el municipio vizcaíno de Abadiño. Para llegar allí desde Bilbao hay que dirigirse a Abadiño y, una vez cruzado su casco urbano, tomar una desviación a la derecha que indica “Mendiola”. Continuamos por esta carretera sin desviarnos y unos dos kilómetros después de atravesar los últimos caseríos de Mendiola llegamos a las canteras de Atxarte, lugar donde se halla ubicada la ermita del Santo Cristo de Atxarte.
DESNIVEL POSITIVO: 812 m.
DISTANCIA: 6´1 km.
TIEMPO APROXIMADO: 2h 50 min (1h 30 min de ascensión).
DIFICULTAD: Media-alta. Las pedrizas y el fuerte desnivel que es preciso sortear para alcanzar la cima a partir del collado de Artola convierten a esta altiva montaña en una cumbre algo complicada y totalmente desaconsejable en caso de mal tiempo.
El Alluitz, enclavado en pleno Parque Natural de Urkiola, es una de las cimas más emblemáticas que conforman las abruptas montañas del Duranguesado. Forma parte del famoso cresterío del Anboto, compuesto por una sucesión de montañas de roca caliza cuyo perfil dibuja la gigantesca estatua petrificada de una mujer tumbada que –según leyendas ancestrales– representa la efigie de la diosa Mari: el monte Alluitz constituiría su frente y su nariz; el Paso del Diablo, su cuello; y el Anboto, la punta de sus pies.
Para ascender a esta aparentemente inexpugnable muralla caliza tomaremos la vía normal que parte de Atxarte (290 m) y avanzaremos por su vertiente occidental hasta llegar al collado de Artola (564 m), el cual separa el Astxiki (732 m) del impresionante Alluitz (1.040 m). Una vez allí tomaremos el sendero que asciende, primero rumbo sureste y luego sur, hasta la cumbre del Alluitz.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Dejamos aparcados los coches junto a las viejas canteras de Atxarte, situadas a los pies del Untzillatx. Y aunque no podemos negar que estas canteras, hoy en día cerradas y abandonadas, afean notablemente la belleza del entorno, tampoco podemos dejar de reconocer que no constituyen en absoluto óbice alguno para que el caminante se sienta empequeñecido y sobrecogido en medio de este impresionante paraje, rodeado de enormes y desafiantes paredes de roca caliza y envuelto en leyendas que intentan dar respuesta a un pasado legendario y desconocido. Porque este lugar constituye, sin lugar a dudas, no sólo una espléndida puerta de entrada a la indescriptible belleza del Parque Natural de Urkiola sino también una inolvidable inmersión en un mundo mágico habitado por lamiak, sorginak, ximelgorriak y una dama de hermosa cabellera rubia que, de vez en cuando, surca el cielo como una bola de fuego para dirigirse a la morada que posee en la cara norte del Anboto.
Empezamos nuestro recorrido por este precioso rincón de Bizkaia cruzando el pequeño puente situado a final de la carretera por la que hemos venido. A nuestra derecha dejamos la ermita del Santo Cristo de Atxarte, la cual, según cuenta la tradición, fue construida para detener las correrías de las lamiak que habitaban en la cueva Atxarteko koba, que se hallaba situada justo detrás de la ermita y que hoy ha desaparecido a causa de las canteras. La propia ermita es una reconstrucción de la original, que –al parecer– fue hundida por una voladura.
Nada más cruzar este puente que se alza sobre el arroyo de Atxarte podemos ver, a nuestra izquierda, los restos de un antiguo molino de agua y, enfrente de estas ruinas abandonadas, una placa conmemorativa en honor a Barandiarán y Aranzadi, que contribuyeron notablemente en los años 60 a la investigación arqueológica de las tierras situadas dentro de los términos del Parque Natural de Urkiola.
Pocos metros después de cruzar el puente, nos encontramos con una desviación a la derecha junto a un poste de señales que nos indica que la senda de la derecha se dirige a Txakurzulo (2´2 km) por la calzada (galtzadatik) siguiendo la GR 229, mientras que el camino cementado por el que caminamos conduce a Txakurzulo (5´4 km) por la pista (pistatik), siguiendo la PR- BI 86.
Continuamos de frente y, a medio kilómetro aproximadamente de donde se hallaba enclavada la ermita del Santo Cristo, nos volvemos a encontrar con otro poste de señales, situado un poco antes de una zona llana en la que hay habilitada una pequeña explanada de cemento donde también es posible dejar los coches.
Es precisamente en este punto donde se separa la pista que lleva a Txakurzulo del camino que conduce a Guenzelai (1´2 km por la PR-BI 95), situado a la izquierda, que es el que tomamos nosotros. Cruzamos una alambrada y continuamos por un sendero que serpentea, dirección SE, atravesando un bosque de hayas centenarias y, a continuación, un pinar. Atrás dejamos las impresionantes paredes macizas del Untxillatz bañadas por el sol de la mañana mientras contemplamos a nuestra izquierda la espectacular cresta rocosa del Astxiki envuelta en la penumbra.
Continuamos por la senda hasta que nos topamos con un desvío a la izquierda, señalizado con un hito. Si siguiéramos de frente llegaríamos a las campas de Artola (también conocidas como praderas de Genzelai) y, desde allí, podríamos proseguir nuestro camino hacia las campas de Pol-Pol. Pero no es éste nuestro objetivo del día de hoy, motivo por el que nos adentramos en la estrecha senda que se abre a nuestra izquierda y que avanza unos metros entre una espesa vegetación para salir poco después a terreno despejado y colocarnos enfrente de la espectacular muralla caliza que forman estos montes vizcaínos.
Cruzamos una alambrada por un paso habilitado para ello y ascendemos por una senda bien dibujada que avanza a nuestra izquierda y que nos deposita poco después en el collado de Artola, donde nos encontramos, junto a una torre de tendido eléctrico, con un nuevo poste de señales que nos indica que el Astxiki se encuentra a nuestra izquierda y el Alluitz a nuestra derecha. Pero si no quisiéramos ascender estas cumbres y continuáramos de frente, descenderíamos a la localidad vizcaína de Axpe, situada a 3´1 km de este punto, según nos indica el mencionado cartel.
Nosotros, evidentemente, decidimos continuar por la derecha siguiendo un sendero que, por la vertiente nordeste, lleva hacia una corta canal. Y lo que hasta ahora no había sido más que un bonito paseo se convierte de repente en una exigente travesía por terreno pedregoso y empinado que ascendemos, en ocasiones ayudados de las manos, siguiendo una senda que se dibuja entre la pedriza y tomando como punto de referencia un haya solitaria situada cerca de la cresta final. Una vez en ella nos reagrupamos y remontamos juntos los escasos metros que nos restan hasta la cima, coronada por un vértice geodésico y los restos de lo que en sus mejores tiempos fue un buzón.
Descendemos a continuación unos metros por la otra vertiente, donde se encuentra una placa conmemorativa en honor a una montañera erandiotarra, colocada allí por sus amigos en octubre de 1995. Y, de regreso ya a la cima del Alluitz, nos detenemos a contemplar la espectacularidad del conocido como Paso del Diablo (II sup.), situado a escasos metros del Alluitz, y podemos asimismo disfrutar de las espectaculares vistas que se nos abren en todas las direcciones: al SE el abrupto cresterío que desemboca en el Anboto,; al Oeste, el Saibi con su conocida cruz en la cima; al NO, el Astxiki, Untzillatz y Mugarra; al Norte, el valle de Atxondo envuelto en una fina cortina de lluvia; y, al fondo, la larga loma del Oiz salpicada de molinos de viento…
Tras unas fotos junto al vértice geodésico del Alluitz, vemos que la tormenta se acerca hacia nosotros y, aunque decidimos descender rápidamente, una corta pero intensa nevada nos sorprende en la cresta cimera. Afortunadamente, no dura más que unos escasos minutos y podemos realizar el resto del descenso con total tranquilidad.
Poco antes de llegar al collado de Artola detenemos nuestros pasos para almorzar y después continuamos el descenso hacia Atxarte siguiendo el mismo camino por el que habíamos subido, mientras nos congratulamos de que la lluvia, finalmente, haya decidido respetarnos el día de hoy.
Ruta en Wikiloc: