Domingo, 15 de noviembre de 2009
Hora y lugar de encuentro: 9:45 en la gasolinera que está situada a la altura de Amorebieta, en la A-8. Y, para los que quieran ir directamente al punto de salida de la ruta, a las 10:15 en Mañaria (Bizkaia).
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Mañaria (181 m.)
Desnivel: 783 m.
Tiempo aproximado: 2h 40´(1h 30´de ascensión).
Dificultad: Media (el tramo final exige una pequeña trepada).
El Mugarra es una impresionante mole rocosa que se alza altiva y orgullosa en el extremo oriental de la sierra de Legarmendi o Aramotz, en pleno Parque Natural de Urkiola. Se trata de una de las montañas más conocidas del Duranguesado y uno de los montes más emblemáticos, populares y visitados de la provincia de Bizkaia.
Amenazado por una gran cantera a cielo abierto que ha causado daños irreparables en su cresta oriental, los itinerarios más habituales de ascensión a este imponente monte son los que parten de Mañaria y de Durango. También se puede iniciar su ascenso en el área recreativa de Landaederra, cercana a la localidad vizcaína de Orozketa.
Descripción de la ruta realizada:
Dejamos los coches aparcados en el parking que hay enfrente del polideportivo de Mañaria (181 m), junto a una plaza. Cruzamos el río por un puente de madera que nos lleva a la calle Andra Mari y, una vez allí, iniciamos el ascenso por una estrecha carretera en cuyo inicio se encuentra un cartel de madera que indica 1h 10´al Mugarra. Poco después tomamos una pista de cemento a la derecha, también indicada con un cartel de madera.
La pista de cemento se convierte enseguida en una pista de grava que asciende por una fuerte pendiente hasta llegar al barrio de Axpe. Allí, cuando ya se empiezan a divisar las primeras casas, nos encontramos con dos desviaciones: la de la derecha nos obligaría a subir al Mugarra por la cresta, así que optamos por la pista de la izquierda. Atravesamos un portón de madera de color negro y continuamos la ascensión por el mismo camino sin desviarnos hasta que finalmente alcanzamos el collado Mugarrikolanda (770 m). El Mugarra se alza a nuestra izquierda como un gran castillo de piedra caliza, imponente y espectacular.
Una vez allí, ascendemos por la ladera, de un verde intenso que contrasta con la piedra blanquecina del Mugarra, y enseguida nos adentramos en la zona rocosa. Cruzamos una alambrada por un paso habilitado para tal fin y a partir de este momento el camino discurre en su totalidad por terreno calizo, por lo que procuramos extremar las precauciones, sobre todo teniendo en cuenta que vamos con niños y algunos de ellos son muy pequeños.
Seguimos el sendero marcado entre rocas, señalizado con marcas rojas, que bordea todo el cordal de la cima por la parte norte y que exige de vez en cuando una pequeña trepada. Llegamos así a la cresta, y continuamos por el mismo sendero hasta alcanzar los buzones que señalan la cumbre del Mugarra. El impresionante abismo que cae desplomándose hacia el camino que sube de Mañaria produce un vértigo infinito e indescriptible. El elegante vuelo de los buitres que anidan en las paredes del Mugarra nos acompaña en todo momento. El día está tan despejado que desde la cima se puede divisar con total claridad el Txindoki, en la Sierra de Aralar, y el San Tirso, en la Sierra de Cantabria. No siempre es posible tener la suerte de contemplar tanta belleza.
Después de disfrutar durante un buen rato de toda la inmensidad que nos rodea, iniciamos el descenso con mucha precaución y llegamos de nuevo el collado Mugarrikolanda. Desde allí nos acercamos a la fuente Katilitxueta, conocida popularmente con el nombre de fuente Mugarrikolanda, y a un refugio con un amplio porche rodeado de una bonita campa de hierba. Nos paramos allí a comer para posteriormente regresar a Mañaria por el mismo camino por el que habíamos subido.