Archivo de diciembre de 2009
Domingo, 27 de diciembre de 2009

Armañón
Hora y lugar de encuentro: A las 9:45 en el aparcamiento situado enfrente del Eroski que hay a la entrada de Zalla. Y a las 10:15 en el alto de La Escrita, en Karrantza (Bizkaia).
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Alto de La Escrita (434 m).
Desnivel: 420 m.
Tiempo aproximado: 3 h. 00´ (1h 50´de ascensión)
Dificultad: Media
El Armañón, situado en el extremo occidental de Bizkaia, es la cima más destacada del macizo que se conoce indistintamente como Armañón o Jorrios. Esta cumbre separa los valles de Karrantza y Turtzioz, ambos comunicados por el puerto de La Escrita. Se trata de una zona de excepcional belleza e interés cultural y medioambiental que recibió un fuerte impulso tras ser declarada Parque Natural en 2006.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:

Al inicio del camino
Dejamos los coches aparcados en una amplia explanada habilitada para ello en el alto de La Escrita y comenzamos la marcha tomando una estrecha carretera asfaltada que sale del mismo aparcamiento dirección noreste. Unos 15 minutos después, a la altura de un bosque de eucaliptos, llegamos a un cruce: la pista de la derecha desciende y la de la izquierda retorna hacia atrás, así que optamos por la pista central, un camino de grava que asciende muy suavemente.

Caminando por el barro
Cruzamos un paso canadiense y seguimos adelante hasta llegar a un bosque de pinos. Allí nos encontramos con una ancha pista a la izquierda que obviamos. Escasos metros después, a la altura de un pequeño regato que cruza la pista por debajo, cogemos un estrecho sendero a nuestra izquierda. El sendero asciende poco a poco atravesando un pinar y finaliza en una pista de tierra. Desde allí se puede distinguir a
nuestra derecha, con total claridad, la inconfundible silueta del Armañón junto a la mole rocosa del Jorrios.
Giramos, por tanto, a la derecha y continuamos caminando por la pista, la cual finaliza en un cruce de caminos. La pista de grava que está más a nuestra derecha creemos que baja hacia el valle de Karrantza y la siguiente probablemente continúe hacia Trucíos, aunque no estamos seguros de ello puesto que no hay indicación alguna que así lo corrobore. En cualquier caso, tomamos el ramal situado a la izquierda, que recorre la ladera suroeste del Armañón.
Continuamos por esta pista de grava obviando otra desviación que encontramos poco después a nuestra izquierda hasta que llegamos a una amplia explanada de hierba, situada escasos metros después de un hayedo que dejamos a nuestra izquierda. Junto a esta explanada se eleva la ladera herbosa del Armañón.

Armañón al fondo
Comenzamos la ascensión. Casi todo el desnivel de este recorrido está concentrado en este punto. Y así alcanzamos la cumbre del Armañón, coronada por un pequeño buzón plateado y un vértice geodésico. Desde la cima podemos disfrutar de una preciosa visión panorámica del Valle de Trucíos y de Karrantza. Impresionantes montes nevados a un lado y el mar al otro. Bonito contraste.

El Ranero al fondo

Valle de Karranza

En la cima
Iniciamos el descenso por la otra vertiente del monte, dirección norte, hasta encontrar un pequeño rincón protegido, donde nos paramos a comer.
Después seguimos descendiendo hasta alcanzar la pista de grava que nos ha conducido poco antes a las faldas del Armañón. Continuamos, pues, por esta pista, la cual enlaza de nuevo con el camino de tierra por el que habíamos venido, situado a nuestra derecha.
Este camino desemboca directamente en la estrecha carretera que conduce al alto de La Escrita. Pero, en lugar de seguir por la carretera, decidimos variar un poco y cruzamos una alambrada situada justo enfrente del punto de unión entre ambas pistas.
Caminamos así monte a través durante un buen rato y, finalmente, decidimos cruzar la alambrada que separa el bosque por el que caminamos de la carretera. Una vez en la carretera, continuamos por la derecha y poco tiempo después alcanzamos el alto de La Escrita. Hemos llegado al punto de partida. Fin de la excursión. De los vientos de 100 kilómetros por hora que anunciaba Euskalmet para el día de hoy, nada de nada. Menos mal que ya no hacemos caso de las previsiones meteorológicas. Y es que últimamente no aciertan ni de casualidad.

Buzón del Armañón
Domingo, 20 de diciembre de 2009

Buzón del Aldaia
Hora y lugar de encuentro: A las 9:45 en la gasolinera que está a la altura de Arrigorriaga, en la A-68. Y a las 10:30 en Ozaeta (Araba).
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Ozaeta (578 m), junto a la iglesia del pueblo.
Desnivel: 212 m. (unos 390 m. acumulados)
Distancia: 9´3 kilómetros.
Tiempo aproximado: 2 h 15 (ida y vuelta).
Dificultad: Fácil.
Tranquilo recorrido que nos permitirá conocer una modesta pero interesante cumbre de la Llanada Alavesa: el Aldaia, situado en la sierra del mismo nombre. Y, de camino hacia el Aldaia, haremos también un alto para ascender al monte Gebara, cuyo interés principal radica en las ruinas del castillo que corona su cumbre, testigo mudo de más de seis siglos de historia.
Descripción del recorrido realizado:
Ozaeta es una bonita población alavesa situada en el valle de Barrundia que hoy ha amanecido completamente cubierta de nieve. El anticiclón siberiano que ha azotado este fin de semana buena parte de la Península ha dejado convertido este pequeño pueblo de poco más de 500 habitantes en una preciosa estampa navideña. El día anterior a nuestra llegada las temperaturas se habían desplomado hasta el punto de que por la noche el termómetro llegó a marcar -11. Pero hoy ha lucido el sol desde las primeras horas de la mañana, lo que ha originado que la sensación térmica haya sido realmente agradable durante toda la jornada. No podíamos haber elegido mejor día para combinar monte y nieve y para conocer estos preciosos parajes alaveses.

Dejamos atrás la iglesia

En marcha
Dejamos aparcados los coches en una explanada situada enfrente de la taberna Itsasmendi. Giramos a la derecha por la calle Uría y poco después torcemos a la izquierda por la calle Zubihandi en dirección a la iglesia de San Juan Bautista, erigida en la parte alta del pueblo. Pasamos por delante de la iglesia y descendemos por la calle Elejalde, que poco después describe una curva a la derecha dirección sur. Pronto llegamos a un cruce y seguimos de frente. Todo el camino se encuentra hoy cubierto por un espeso manto de nieve.
Continuamos adelante, atravesamos el río Barrundia por puente Zubihandi y llegamos poco después a una portada metálica. Allí abandonamos la pista por la que caminamos para girar a la izquierda dirección sureste. Seguimos adelante sin desviarnos por un ancho camino que asciende muy suavemente hasta llegar al collado de Arratea, donde giramos de nuevo a la izquierda. Un poste de madera nos indica que nos encontramos en el término municipal de Basabea.
Seguimos ascendiendo y cogemos poco después la primera desviación a la derecha. Pasamos por detrás de un depósito de aguas y divisamos ya con total claridad las ruinas del castillo de Gebara. Nos dirigimos hacia él siguiendo un sendero que discurre paralelo a una alambrada.

Palacio y torre de Gebara

Ruinas del castillo de Gebara
Llegamos así al castillo de Gebara, construido en el siglo XV y destruido en 1.839 durante la primera guerra carlista. Un té, un caldo calentito, unos pinchos de tortilla de patata, galletas y dulces variados… El pueblo de Gebara y el palacio y la torre del mismo nombre a nuestros pies, la inmensa Llanada Alavesa teñida de un blanco inmaculado y el pantano de Ullíbarri-Gamboa. Todo un lujo para los sentidos.
Descendemos de la cumbre en la que están situadas las ruinas del castillo por el otro lado, dirección noreste. Poco después la ancha pista por la que caminamos comienza a descender. Un buen lugar para utilizar los trineos. Pues aquí mismo que nos quedamos.

Me tiro

Yo también me tiro

Nos hemos caído
No sabría decir cuántas veces subimos y bajamos esa cuesta con los trineos y las palas como protagonistas exclusivos. Ahí el desnivel acumulado de la ruta aumentó de forma más que considerable, pero a nadie le importó. Y todavía menos a los niños.
Después de deslizarnos cuesta arriba y cuesta abajo durante cerca de una hora, decidimos regresar al pueblo. Continuamos descendiendo por la pista hasta llegar a una portada metálica. Una vez allí separamos momentáneamente nuestros caminos. Los niños y algunos adultos que son como niños tomaron la senda de la izquierda, que conduce sin pérdida alguna a Ozaeta. Por el camino, naturalmente, no desaprovecharon la ocasión de volver a utilizar los trineos.

Unimos los trineos y ¡a tirar!
Los demás cruzamos la barrera metálica y continuamos a la izquierda por una pista evidente que asciende ligeramente y desde la cual se ve con toda claridad el repetidor que corona la cumbre del Aldaia. Una vez en la cima, giramos a la izquierda y continuamos caminando dirección oeste siguiendo la alambrada, la cual tenemos que cruzar varias veces por pasos habilitados para ello.
Tras un acusado e interesante descenso llegamos al puente Zubihandi, donde casualmente nos encontramos con el resto de la “troupe” de Menditxiki. Llegamos a Ozaeta y el amable y eficiente sherpa que nos ha acompañado y guiado durante todo el día de hoy nos invita a comer en su precioso caserío, situado al lado de la iglesia del pueblo. Un buen final para un día fantástico.

En el Aldaia
Domingo, 13 de diciembre de 2009

Cruz de Ganalto
Hora y lugar de encuentro: A las 9:45 en la gasolinera que está a la altura de Arrigorriaga, situada en la A-8. O a las 10:30 junto a la ermita de Eskolunbe, en Katadiano (Araba).
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Santuario de la Virgen de Eskolunbe (646 m), a un kilómetro de Katadiano (Araba).
Desnivel: 343 m.
Tiempo aproximado: 2 h (1h 10´ de ascensión). Se puede prolongar la excursión continuando hacia el este para subir la doble cima del Olazar (886 m), lo que supondría incrementar en una hora más el camino de ida.
Dificultad: Fácil.
Situado en la vertiente norte de la Sierra de Badaia (Araba), el Ganalto –más conocido como Cruz de Ganalto por el crucero levantado en su cima– no ostenta la medalla de ser la máxima altura de la citada sierra, pero sí puede afirmarse que es uno de los montes más visitados y conocidos de la zona.
El ascenso a esta cima, insertada en el catálogo de montes alaveses de la Federación Vasca, puede llevarse a cabo desde las localidades alavesas de Aperregi, Domaika, Hueto Arriba, Hueto Abajo, Tortura… Pero nosotros afrontaremos la subida desde el Santuario de la Virgen de Eskolunbe, una hermosa ermita del siglo XVI enclavada en un maravilloso entorno.
Descripción del recorrido realizado
Después de coger la salida de Altube, ir dirección Izarra, girar después a la izquierda dirección Zuazo y tomar en la A-3314 el desvío a Katadiano, nos encontramos unos metros después con una desviación a la derecha en la que un cartel en un estado un tanto precario nos indica que por allí se va a Eskolunbe. Hasta aquí sin problemas. Cogemos, por tanto, la pista indicada hasta que nos encontramos poco después con una bifurcación. Y esta vez sin señalizar. ¿Derecha o izquierda? Dudamos unos segundos y cogemos la de la derecha. Y se cumple la ley de Murphy: era la de la izquierda.

Iniciando la marcha
No pasa nada. Que no cunda el pánico. Dejamos aparcados los coches poco después del cruce porque no lo vemos nada claro. Y en ese preciso momento dos oriundos del lugar aparecen como caídos del cielo con sendas cestas repletas de setas que nos dicen que no, que era la otra pista, pero que Eskolunbe está a escasos quinientos metros de allí. Bueno, pues ni movemos los coches. También nos advierten muy amablemente que va a nevar. Lo cual fue cierto. A pesar de ello, no les atribuimos dotes adivinatorias a estos dos viandantes porque en el momento en que nos lo dijeron ya estaba nevando. Pequeños copos que caían muy suavemente y que desaparecían al instante al tocar el suelo mojado. La primera nevada del invierno.
Así que dejamos allí abandonados a su suerte a nuestros pobres y sufridos coches. Y salimos bien abrigaditos porque el termómetro marca cero grados. Ni frío ni calor –como suele decirse en estos casos–. Retrocedemos hasta llegar a la pista grava de la izquierda, la cual nos lleva directamente al Santuario de la Virgen de Eskolunbe. A esta Virgen se le atribuye algún curioso milagro que no vamos narrar aquí por no extendernos demasiado. El que quiera conocerlo que consulte la bibliografía existente a tal efecto.
Detrás de la ermita y después de atravesar una alambrada por una pequeña puerta de madera de lo más original (el que quiera saber por qué es original la puertecita que vaya a verlo), hay una bifurcación. Esta vez sí cogemos la correcta, es decir, la de la izquierda, porque la de la derecha nos conduciría a un pueblo con un nombre de lo más evocador: Tortura. Y a Tortura no vamos.

Ermita de Eskolunbe
Continuamos por la pista, que atraviesa un frondoso bosque multicolor, hasta llegar a otro cruce. Seguimos por la pista de la derecha, que acaba desembocando en otra pista que sospechamos que sube de Katadiano. Continuamos entonces por la derecha sin desviarnos hasta llegar a un alto en el que nos encontramos con tres posibles caminos y varios caballos. Cogemos el camino de la izquierda.
Hago aquí un breve inciso para advertir al personal que todos y cada uno de los cruces que nos hemos ido encontrando por el camino estaban sin señalizar. Menos mal que llevábamos el itinerario apuntado en un papel.
Continuamos por la pista y, justo antes de que ésta describa un giro a la derecha, la abandonamos para continuar por un sendero herboso que sigue de frente. En días despejados es evidente que hay que coger ese sendero porque desde la pista se puede divisar ya la cruz en la cumbre del Ganalto. Esto lo pudimos comprobar con nuestros propios ojitos a la vuelta porque a la ida estaba todo cubierto de niebla y no se veía nada de nada. Aún así, el instinto nos decía que tenía que ser por ahí. Y digo el instinto porque en este caso el papelito que llevábamos nos sirvió de poca ayuda.
De repente, comienza de nuevo a nevar. Es que hacía ya tiempo que había parado. Pero ahora cae con más fuerza y hace más frío que antes porque el terreno en el que nos encontramos está desarbolado y bastante expuesto. Así que sopesamos la idea de darnos la vuelta como montañeros prudentes que no somos. No obstante, en ese preciso momento aparece por allí una chica muy amable – el único ser vivo, aparte de los caballos, con el que nos encontramos en todo el trayecto – que camina con paso firme y decidido. Y aprovechamos la coyuntura para preguntarle si por allí vamos bien al Ganalto. Nos dice que sí, que está muy cerca.

Buzón y belén del Ganalto

En la cima del Ganalto
Y aunque sabemos por propia experiencia que la noción de lo cerca y lo lejos que están las cosas es bastante relativa, subjetiva y cambiante, decidimos darle un voto de confianza a esta simpática montañera. Por lo tanto, decidimos por unanimidad y consenso continuar por la pista y unos diez minutos después ya estamos en la cruz del Ganalto. Y justo en ese momento deja de nevar, se abren claros en el cielo y asoma tímidamente el sol. Así que una de nuestras menditxikis bautiza a esta cima como “cima multiclimática”. Y me dice que lo escriba aquí. Y yo obedezco.
Adosados a la cruz metálica de siete metros de altura por la que –cómo no– alguno acaba trepando, está una réplica de un caserío y un belén, muy apropiado para estas fechas navideñas. Junto a la cruz, un vértice geodésico. Varias estelas están también colocadas en la cumbre, al lado del precipicio que se abre ante nuestros pies. Y a alguien se le ocurre bautizarlas – es que hoy tenemos que bautizarlo todo–como “estelas trampa” porque si te acercas mucho a ellas corres un riesgo bastante evidente de despeñarte.

Santuario de la Virgen del Oro y Atxabal desde Ganalto
Desde esta cumbre multiclimática salpicada de estelas-trampa divisamos a lo lejos el santuario de la Virgen del Oro. Y uno de los asistentes propone ir allí a comer. En coche, claro. Así que regresamos sobre nuestros pasos, montamos en los coches y nos vamos hasta allí, donde nos espera un cálido rinconcito donde damos buena cuenta de nuestras viandas y una cafetería donde poder tomar algo rico y calentito. Fin del día. Y todos de regreso a casa.