Archivo de septiembre de 2010
Domingo, 26 de septiembre de 2010
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Lendoño Goikoa, localidad vizcaína perteneciente al municipio de Orduña. Para llegar allí en coche desde Bilbao hay que tomar la AP-68 y coger la salida de Llodio para incorporarse a la BI-625 y continuar dirección Orduña. Una vez allí, seguir los carteles que nos conducen al Santuario de Nuestra Señora de la Antigua, situada a los pies del monte Txarlazo. Pasamos junto a la citada iglesia y continuamos por la carretera, la BI-2931, hasta encontrar una desviación a la izquierda en la que un cartel nos indica la dirección a Lendoño Goikoa. Tomamos esta desviación incorporándonos así a la BI-4532, carretera que conduce a Lendoño Goikoa o Lendoño de Arriba.
Desnivel: 625 m.
Tiempo aproximado: 2 h 30´ (1h 20´de ascensión).
Dificultad: Media.
Es la sierra Salvada o Gorobel un imponente y espectacular macizo montañoso que marca la divisoria entre Araba y Bizkaia. Vistas desde el valle de Ayala, las cumbres que recorren esta sierra parecen a lo lejos murallones inexpugnables sólo aptos para escaladores, pero a medida que nos vamos acercando a ellos descubrimos enseguida multitud de caminos y senderos que nos conducen sin problemas hasta estas cumbres hermosas y altivas.
El Tologorri, también conocido como Iturrigorri debido a la fuente del mismo nombre situada cerca de su cima, es precisamente una de las cumbres más conocidas y visitadas de esta espectacular sierra. Nosotros nos acercaremos a esta montaña partiendo de uno de sus puntos de acceso más frecuentados: el que parte de Lendoño Goikoa y surca la Senda Negra, para depositarnos poco después en la herbosa ladera sur del Tologorri, desde la cual es fácil alcanzar la cima.
Descripción de la ruta realizada:
Dejamos los coches aparcados en Lendoño Goikoa (441 m), un poco más adelante del kilómetro 45 de la BI-4532, junto a un caserío situado en las cercanías de la ermita de San Pedro. Desde esta ubicación privilegiada podemos contemplar, mientras nos calzamos las botas, el esbelto picacho rocoso del Tologorri.
Retrocedemos unos 300 metros por la carretera, dirección sur, para tomar una desviación a la derecha. Un enorme cartel de madera allí situado nos indica que nos encontramos en el camino que conduce a Iturrigorri. Dicho camino, cementado al principio, pronto da paso a una ancha pista de piedra y tierra que nos adentra en un precioso bosque de hayas.
Tras atravesar una barrera metálica de color gris continuamos por la pista en una ascensión suave pero constante. Los hitos que nos encontramos en los distintos cruces nos van guiando sin problemas hasta que finalmente dejamos el bosque atrás y nos situamos en la conocida como “Senda Negra”, un estrecho sendero aéreo excavado en la desnuda ladera norte del monte Bedarbide , el cual recibe esta denominación debido al color oscuro de su tierra.
Tras recorrer la Senda Negra llegamos al portillo de La Barrerilla (910 m), donde nos espera una portada de madera tras la cual se encuentra un sendero que asciende hacia la derecha. Pasamos junto a la fuente de Iturrigorri (945 m), señalizada con un cartel y ubicada muy cerca de la cima. Y es precisamente en este instante cuando la lluvia hace acto de presencia y comienza a descargar con intensidad al mismo tiempo que la cima del Iturrigorri se cubre de una espesa capa de niebla. Unos montañeros que bajan en ese preciso instante nos advierten, además, de la presencia de unos mastines que se encuentran cuidando un rebaño cerca de la cumbre y a los que ellos mismos califican de “algo peligrosos”. Resultado: estalla un motín a bordo. Hay que ver… A estas alturas de la vida y asustarse por un par de perritos, unas gotas de lluvia y un poquillo de niebla… En fin… Total, que todos los amotinados inician el descenso mientras un mísero grupo compuesto de tres pobres montañeros, entre los cuales se encuentra la persona que aquí suscribe, decide seguir adelante.
Así que nos adentramos entre la niebla y llegamos en menos de 15 minutos al vértice geodésico y al curioso buzón del Tologorri. Y llegamos porque sabemos dónde está. Porque si no lo llegamos a saber como para encontrarlo estaba el día. Aunque, al menos, ha dejado de llover.
Desde la cima del Tologorri hay unas vistas magníficas. Las hay, lo juro. Pero hoy no se ve nada a menos de dos metros porque la niebla lo impide. Y esa misma espesa niebla también impide que veamos y seamos vistos por los “temibles” mastines que custodian el rebaño. Los oímos pero no los vemos.
Una vez alcanzado nuestro objetivo comenzamos a descender en dirección a la Senda Negra. La niebla, que continúa abrazada a la cumbre del Tologorri, va quedando atrás. Y antes de llegar a Lendoño Goikoa alcanzamos al resto del grupo, que baja feliz y despreocupado comiendo pipas.
Llegamos a los coches y nos dirigimos al área recreativa Fuente La Choza, situada muy cerca de Lendoño Goikoa. Allí comemos muy tranquilitos y bastante abrigados porque hace algo de frío. Y de allí a Orduña, donde algunos se toman un café bien caliente y otros más osados se atreven con una bebida fría.
Y fin del día.
Domingo, 19 de septiembre de 2010
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Zumarraundi o Plataforma de los Petroleros (940 m.), en Zalduondo (Araba). Para llegar a este lugar hay que dirigirse a la localidad alavesa de Zalduendo / Zalduondo y coger una carretera mal asfaltada situada detrás de la iglesia del pueblo que conduce en unos 6 kilómetros a una amplia plataforma en la que hace años hubo sondeos petrolíferos.
Desnivel: Unos 600 m.
Tiempo aproximado: 3 h 15´(1h 45´de ascensión).
Dificultad: Media.
El Aizkorri, con sus 1.528 m. de altitud, fue considerado durante mucho tiempo como el monte más alto de la Comunidad Autónoma Vasca, cuando quien en realidad ostenta este privilegio es el Atxuri (1.551 m), situado dentro del mismo cresterío. No obstante, este hecho no ha sido óbice alguno para que el Azkorri siga siendo la cumbre más popular, conocida y emblemática de la sierra que lleva su nombre, la cual fue declarada Parque Natural en 2006.
Naturalmente, siendo un monte tan popular no es de extrañar que sean muchos los puntos de acceso para alcanzar su conocida cumbre, bien desde territorio guipuzcoano (Santuario de Aranzazu, Otzaurte, Zegama…) o bien desde tierras alavesas (Araia, Zalduondo…). Nosotros en esta ocasión hemos optado por acercarnos hasta esta espectacular cima caliza partiendo de uno de sus puntos más accesibles y concurridos: la conocida como Plataforma de los Petroleros, situada a escasos seis kilómetros de la localidad alavesa de Zalduondo.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA REALIZADA:
Dejamos los coches aparcados en Zumarraundi (940 m.), lugar más conocido como Plataforma de los Petroleros porque en él se realizaron hace años unas prospecciones petrolíferas. Varios tubos y unas placas de cemento dan fe de las perforaciones que se llevaron a cabo en esta amplia explanada, hoy en día habilitada como parking.
Una vez preparados, iniciamos la marcha tomando una senda bien visible situada al final del aparcamiento, al inicio de la cual nos encontramos con un poste de madera que nos indica que San Adrián se encuentra a 3´6 km siguiendo la PR-A 12 y el Aratz a 5´6 km.
Ascendemos por la senda, que se adentra en un magnífico hayedo y sortea impresionantes simas antes de salir al encuentro de la calzada medieval de San Adrián, un legendario camino que unía la meseta de Castilla con la costa cantábrica y con Europa y por la que transitaron en el pasado reyes, ejércitos enteros, comerciantes y multitud de peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Antes de llegar a ella nos encontramos con un par de bifurcaciones que no deben llevarnos a dudar ya que todas ellas confluyen en este mismo punto. Allí nos encontramos con un pivote amarillo del Camino de Santiago y, poco después, con una nueva señal de madera que nos informa que San Adrián se encuentra a 3´1 km. siguiendo la GR-65 2 y el Aratz a 5´1 km.
Continuamos ascendiendo y unos metros después nos encontramos con una nueva señal amarilla del Camino de Santiago. Justo enfrente de la citada señal hay un desvío a la derecha que conduce al Aratz. No obstante, nosotros obviamos esta desviación y continuamos de frente.
El camino, cubierto de hojas de árbol caídas y atravesado por enormes raíces, nos deposita en un nuevo cruce. Un poste de madera nos indica que nos encontramos en el término de Peazuloeta. Si cogiéramos aquí el sendero de la derecha llegaríamos al legendario túnel de San Adrián, punto de unión entre los espectaculares valles guipuzcoanos y la inmensa Llanada Alavesa. No obstante, no es éste nuestro objetivo el día de hoy y por este motivo tomamos el sendero de la izquierda. Poco después, tras superar un corto pero fuerte repecho, llegamos a una especie de alto. Allí, en un poste de madera incrustado en el suelo, podemos leer Linategieta.
Una vez llegados a este punto nos encontramos con dos caminos: el de la izquierda conduce a Askiola (1.204 m), mientras que el de la derecha, que es el que tomamos nosotros, tiene como destino el Aizkorri.
Continuamos caminando sin perder de vista ni un solo instante las marcas rojas que nos permiten no perdernos en medio de la inmensidad del hayedo. Atravesamos una zona pedregosa que discurre por terreno despejado y desde la cual se divisan las campas de Urbia. Poco a poco la pendiente se va haciendo cada vez más pronunciada hasta que salimos definitivamente del hayedo, lo que nos permite contemplar ya a los lejos con total claridad la cumbre del Aizkorri.
Hacia allí nos dirigimos con paso firme, sorteando el terreno kárstico, hasta que logramos alcanzar el característico buzón con forma de hacha y la cruz erigida en la cima del Aizkorri. A sus pies, la famosa ermita del Santo Cristo y un refugio de la Federación, el primero del País Vasco (1934), recientemente rehabilitado y con un aspecto tan acogedor que dan ganas de quedarse a dormir allí. No obstante, el magnífico día de hoy invita más a disfrutar del aire puro que se puede respirar en esta impresionante sierra caliza. Así que decidimos comer en una pequeña campa situada en las inmediaciones de la cima e iniciamos después el descenso a Zumarraundi siguiendo el mismo camino por el que habíamos subido.
DOMINGO, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2010
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: Santuario de Urkiola (Bizkaia).
Desnivel: 655 m.
Distancia: 8,6 kilómetros.
Tiempo: 3h 10’ (1h 30’ de ascensión).
Dificultad: Media.
Altitud: 1.331 m.
El Anboto es la mayor altitud de la Sierra de Anboto o montes del Duranguesado, también llamados “la pequeña Suiza”. Es, junto con el Gorbea y el Aizkorri, uno de los tres grandes del Pais Vasco y por él pasan miles de montañeros cada dos años haciendo la marcha “Hiru haundiak”. Este monte está envuelto por la magia de Mari, “Anbotoko Damie”, de la cual se cuenta que aún se la suele ver peinando sus cabellos dorados con un cepillo de oro en días de buen tiempo o verla pasar como una bola de fuego hacia otros lugares donde también posee morada. Dicen que dependiendo dónde se encuentre nuestra dama hará buen o mal tiempo.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Dejamos aparcados nuestros coches en el Santuario de Urkiola, en los aparcamientos habilitados para ello.
Comenzamos a caminar por la pista de gravilla que sale de la parte trasera del Santuario. Cruzamos el paso canadiense y nos disponemos a sortear la primera cuesta que nos tiene preparada este monte. Durante el
recorrido hacía las campas de Pol-Pol comentamos nuestras aventuras y
desventuras recorridas durante el largo verano (para otros corto), en el que no hemos hecho rutas programadas, aunque algunos, los más valientes, no han dejado de subir montes y más montes por los tan admirados Pirineos.
Seguimos caminando contemplando los elegantes y altos cipreses Lawson que parece nos cuidaran del viento que asomaría más tarde.
Llegamos a las campas de Pol-Pol y comenzamos a ver la niebla que asoma en el cresterío del Anboto donde se encuentran los montes Kurutzeta y Elgoin. No sabemos si podremos llegar a la cima pero lo vamos a intentar. Por lo tanto nos dirigimos hacia el collado de Pagozelai y para ello seguimos la pista de gravilla que tuerce a la derecha, mientras parte del grupo decide subir pasando antes por la fuente ferruginosa de Pol-Pol por otro sendero que sigue paralelo a la pista de gravilla.
Llegamos a un cruce de caminos, el cual nos indica que hacía la derecha se baja a Otxandio y siguiendo el camino que traemos llegaremos a Zabalandi, por la GR-12. Decidimos buscar un lugar donde el viento no nos moleste demasiado para tomar nuestros ricos y variados aperitivos para luego enfrentarnos al último tramo de ascensión. Solo nos faltan 900 m según un cartel indicador.
Después del pequeño descanso, comenzamos a subir hacia el Amboto, por su cara sur, ascendiendo la pendiente rocosa que se encuentra entre el bosque de hayas. Seguimos las pocas y desgastadas marcas blancas y rojas, guiándonos por los hitos que otros montañeros han ido colocando.
La ascensión se hace un poco dificultosa por el desnivel y la roca, pero tenemos tanto empeño en llegar a la cima que todo nos parece poco.
La niebla, que a esta altura se hace más visible, amenaza con no dejarnos llegar al buzón, pero como somos muy insistentes seguimos “sin prisa pero sin pausa”.
Casi en la cima comienza a lloviznar y la roca empieza a hacerse resbaladiza, la visibilidad va decreciendo como consecuencia de esa niebla que nos persigue desde que hemos hecho el “hamaiketako”, lo cual hace que el camino cada vez sea más dificultoso.
Según un GPS que llevamos, nos quedan menos de 200 m a la cima pero decidimos dejarlo ahí para otro día. Con niños y lloviendo no se puede ir al Anboto. No se va a mover de ahí. Ya subiremos otro día.
Así pues, comenzamos el descenso por el mismo lugar por el que habíamos subido. Encontramos un lugar para atacar nuestras
mochilas y nos disponernos comer.
De vuelta a los coches pasamos, esta vez todo el grupo, por la fuente de Pol-Pol y después de
dar un buen sorbo a sus aguas, continuamos bajando.
Tres valientes deciden que bajan por otro lugar, subiendo primero al Urkiolamendi, por lo que aquí nos separamos y nos volvemos a juntar en el aparcamiento del Santuario.
Cuando llegamos, todos juntos nos tomamos el merecido “cafelito” mientras los niños jugaban en el parque de arena y columpios.
No hemos conseguido nuestro objetivo pero nos da igual: lo primero es nuestra seguridad. Hemos disfrutado de las vistas, del camino y de los acompañantes. En total hemos hecho 8,4 km con un desnivel de 655 m.
Por cierto, hoy nos ha acompañado una amama, que en ningún momento la he visto flaquear. Yo, cuando tenga su edad, quiero ser como ella.