Archivo de enero de 2011
DOMINGO, 30 DE ENERO 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Desde Zumeltzu (Araba). A esta localidad se accede, desde Vitoria, por la N-1 dirección Burgos. Se toma la salida 343 a Nanclares/Langraiz. Luego por la N-102 hacía Zumeltzu.
DESNIVEL: 537 m
DISTANCIA: 6,7 Km
TIEMPO: 2 h 30’ Aprox
DIFICULTAD: Fácil
El San Miguel y Busto cierran, por el este, la cadena de los Montes de Vitoria. Estos montes separan la Llanada Alavesa del condado de Treviño. El Busto es uno de los montes puntuables para el concurso de los Cien Montes.
Se puede subir a este monte desde varios lugares como Subijana de Álava o Villanueva de Oca, pero nosotros lo haremos desde la localidad alavesa de Zumeltzu/Zumelzu.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Dejamos los coches aparcados en la plaza del pueblo, en la cual se encuentra la iglesia. Desde esta plaza sale una calle que está marcada, en lo muros de
separación de fincas, con marcas rojas y blancas, las cuales seguimos. Después de unos 50m giramos hacia la izquierda, subiendo a la parte alta del pueblo. Pronto abandonamos sus calles asfaltadas para adentrarnos en una pista ancha de tierra arcillosa, la cual está totalmente embarrada y que pronto se convierte en un pasatiempo para los más pequeños, ya que el barro se nos va pegando a las botas. Esto hace que la marcha sea un poco más dificultosa y lenta.
Después de una ligera subida nos encontramos con un cruce con un cartel de GR-25 que nos indica que: a Berrostegieta hay 8,2 km, a Zumeltzu 0,7 km y al Busto (nuestro primer destino), 1,8 km.
Así pues, giramos a la izquierda visualizando una verja metálica que atravesamos para continuar hacia la cima.
Seguimos ascendiendo por esta pista y aproximadamente 1,6 km después, nos encontramos con otro cruce, con una curva hacia la derecha. Omitimos el vial de la izquierda y continuamos por la curva subiendo una pequeña cuesta. Después de la pendiente, otro cruce con otra curva a la derecha. Volvemos a omitir el vial de la izquierda para seguir hacia la derecha por un sendero más estrecho pero bien marcado. Continuamos por aquí con la referencia de una valla de alambre que encontramos a la izquierda. La alambrada se terminará pronto pero no nos hace falta porque, a pesar de encontrarnos en el interior del hayedo, el camino está bien marcado y lo seguiremos dirección noroeste.
Sin salir del sendero, y girando ligeramente a la izquierda, enfilamos el último repecho hacia el Busto.
Ya en la cima del Busto, encontramos un vértice geodésico y el buzón que fue colocado el 01-01-1977 por el Club de Montaña Gasteiz.
Foto de rigor, tentempié y continuamos hacia nuestro segundo objetivo de hoy, el Cerro de San Miguel.
Junto al Busto hay una impresionante antena de televisión hacia la cual nos dirigimos, para dejarla atrás por nuestra izquierda. Seguimos dirección noroeste por una carretera de tierra ancha la cual, suponemos, es el acceso para vehículos de mantenimiento de la antena.
Continuamos por ésta llaneando y esperando que la niebla que nos ha acompañado hacia el Busto vaya desapareciendo y podamos contemplar las vistas de ambos lados. Cuando esta pista parece que comienza a descender, cogemos un sendero pequeño que surge a la derecha, junto a una línea de postes eléctricos. Volvemos a toparnos con la pista que traíamos y que hacia la derecha nos conducirá a la antena de televisión que está colocada en la cima del Cerro de San Miguel.
Este monte no tiene buzón. Sí tiene vértice geodésico y unas vista magnificas de la Llanada Alavesa, por su vertiente Norte y del Condado de Treviño por su vertiente Sur.
Una foto rápida porque, el frío “achucha” y la llovizna y el granizo, que nos ha acompañado en la subida, amenaza con volver a aparecer.
Volvemos sobre nuestros pasos hacia el Busto y, aproximadamente, unos 500m después nos adentramos por un sendero que baja por la izquierda, según nos muestra un GPS de montaña. Dicho sendero no se divisa desde la pista pero, si nos adentramos un poco, enseguida encontramos un hito y el sendero bien marcado que baja entre encinas.
Bajamos casi al trote porque los niños así lo piden y pronto nos encontramos con otro sendero más ancho en el cual tendremos que girar a la derecha para, pocos metros después, encontrarnos con la pista de tierra arcillosa que nos llevó al Busto.
Comemos en el pórtico de la iglesia del pueblo, después un poco de baile para entrar en calor, limpiar las botas en la fuente y a los coches.
Otro domingo más lleno de aventuras, ilusiones, planes, programaciones, buena compañía, buena ruta. No se puede pedir más ¿a qué no?.
El proponte de la ruta me pide que demos las gracias a Wikiloc y a todos sus usuarios, de los cuales ha surgido esta ruta, permitiéndonos descargar su track. Nos ha servido de mucho, debido a la niebla que hemos tenido.
RUTA Y PERFIL DE LA MARCHA REALIZADA:
(Para ampliar la imagen pincha sobre ella y, a continuación, vuelve a hacer click encima)
Domingo, 23 de enero de 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: barrio de Artaun, en Dima (Bizkaia), situado a 348 m de altitud. Para llegar a Artaun desde Bilbao debemos dirigirnos a Dima por la BI-2543 y, tras atravesar el pueblo, nos encontramos con una desviación señalizada a la izquierda, a la altura de la oficina de Información y Turismo. Tomamos el citado desvío, el cual nos sitúa en la BI-4546 y nos conduce en unos cuatro km al barrio de Artaun.
DESNIVEL POSITIVO: 557 m aproximadamente.
DISTANCIA: 7´7 km (ida y vuelta).
TIEMPO APROXIMADO: 2 h 15 min (1 h 30 min de ascensión).
DIFICULTAD: Media.
El Artaungan (nombre oficial de este monte vizcaíno también conocido con el nombre de Artaun) es una de las muchas cimas calizas que emergen altivas dentro del espectacular y abrupto macizo de Legarmendi o Aramotz, enclavado dentro de los límites del actual Parque Natural de Urkiola.
La ascensión a esta peña calcárea puede acometerse desde Oba, Mañaria o Artaun. Y es precisamente esta última localidad, perteneciente al ayuntamiento de Dima y punto habitual de acceso a numerosos montes del macizo de Legarmendi, la elegida por nosotros en esta ocasión.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Llegamos a Artaun con las mochilas cargadas de ilusión y, sobre todo, de equipaje… el que considerábamos imprescindible para hacer frente a las gélidas temperaturas que habían pronosticado los meteorólogos para el día de hoy. Al final no fue para tanto, pero más vale prevenir.
En el bonito y acogedor barrio de Artaun encontramos una explanada donde aparcar los coches y nos disponemos a acometer nuestra empresa del día con energías y buena compañía. Para ello nos acercamos a la pequeña iglesia de Artaun, junto a la cual se encuentra una fuente y un abrevadero. A la izquierda de la fuente tenemos un poste de señalización que nos indica varias direcciones. La que debemos tomar nosotros es la que conduce al Belatxikieta por la PR- BI 81.
Cogemos el camino indicado (NE) y, al pasar junto al último caserío de Artaun, el asfalto por el que caminábamos desaparece para dar paso a una pista de tierra que en pocos minutos nos conduce a un paso canadiense. Tras cruzarlo, la pista, ahora de cemento, describe un fuerte giro a la izquierda y comienza a ascender vertiginosamente entre plantaciones de pinos. Por el camino nos encontramos, bastante desperdigadas, algunas marcas amarillas y blancas.
Poco después (concretamente, a 1´2 km de Artaun), llegamos al cruce de Atxabarrena, donde nos encontramos con un nuevo poste indicador. La pista de tierra de la izquierda lleva al collado Mugarrikolanda (3´9 m) y al Leungana (5´1 km) por la PR-BI 82, mientras que el camino cementado de la derecha conduce al Belatxikieta (3´3 km) por la PR-BI 81. Nosotros seguimos por la pista de cemento de la derecha, que continúa ascendiendo sin tregua hasta alcanzar una amplia zona despejada: la majada de Basabil, situada a unos 584 m de altitud. Allí se encuentra, en muy buen estado, un refugio de piedra con un pequeño espacio provisto de mesa, sillas y una chimenea en su interior. Todo un lujo.
A partir de aquí el cemento desaparece para dar paso a una pista de tierra y grava que, tras pasar junto a unos castaños centenarios, describe un giro a la derecha y se adentra en un bosque de pinos.
Tras una corta pero empinada ascensión llegamos al depósito de agua de Ikuzkieta. Estamos a 2´4 km de Artaun. Allí nos encontramos con nuevos carteles indicadores: el camino de la izquierda conduce al collado Mugarrikolanda (2´7 km) por la PR-BI 82 y el de la derecha y a Amudia (1´7 km) y a Mugarrikolanda (3´9 km), pero por la PR-BI 82-1. Y, aunque no aparezca escrito en ninguno de los carteles que podemos hallar en este cruce, sabemos que cualquiera de estos dos caminos nos conducirían también al Artaungan: si cogiéramos el vial de la izquierda acometeríamos la subida al Artaungan por su cara norte, mientras que si optamos por el de la derecha lo ascenderíamos por su vertiente sur. Optamos por el camino de la derecha. ¿Por qué? Pues básicamente porque por el de la izquierda no hemos ido nunca y desconocemos el estado del terreno. Y cuando uno va con una tropa de niños es mejor improvisar lo menos posible.
Seguimos ascendiendo arropados por los árboles y vigilados de cerca por las moles rocosas que se alzan a ambos lados del camino y llegamos en poco tiempo a una zona desarbolada y despejada. Es una pena que la niebla, que difumina ligeramente el paisaje, no nos permita disfrutar de las impresionantes vistas que se divisan desde este lugar en días despejados.
La pista describe aquí una enorme curva, que algunos evitamos atajando por un camino, y se desvía hacia la izquierda, dirección suroeste. A partir de este momento el camino llanea ligeramente y, poco antes de que comience a descender dirección a Oba, detenemos nuestros pasos. Estamos en el collado de Asuntze (770 m) y a nuestra izquierda se alza desafiante el perfil rocoso del Artaungan. A partir de este momento ya no hay senderos evidentes ni marcas que guíen nuestros pasos, por lo que tenemos que estar atentos e intentar buscar un paso cómodo entre el lapiaz que nos encarame a la cima. Y se puede decir que nosotros tenemos suerte, porque conseguimos encontrar un sendero más o menos transitable y accesible.
Este ascenso final lo afrontamos partiendo de una vaguada donde nos encontramos con un pequeño abrevadero para el ganado. Allí nace una senda que nos va internando poco a poco en el karst por terreno no cómodo pero sí fácil de sortear.
Tras superar el repecho final, llegamos contentos y felices al buzón que corona la cumbre del Artaungan. Un buzón metálico colocado allí por el Grupo Alpino Edesa el 14 de mayo de 1988. Y tenemos, además, la suerte de que la niebla se haya disipado ya y la cumbre nos regale unas espectaculares vistas de todos los montes circundantes.
Ya es hora de regresar, que el hambre apremia y el estómago manda. Para ello tomamos un sendero que arranca del mismo buzón del Artaungan dirección noroeste. Es una buena opción para el descenso ya que, aunque es una ladera algo más empinada que por donde hemos subido, nos evitamos el lapiaz y podemos posar nuestras botas de monte en la hierba. Desembocamos así en la pista por la que habíamos subido y comenzamos a desandar lo andado hasta que llegamos al refugio situado en la majada de Basabil.
Una vez allí, encendemos la chimenea pero, como somos muchos y todos no cabemos dentro del refugio, preparamos unos asientos en el exterior que nos sirven, además, para disfrutar de unos pocos rayos de sol con los que nos sorprende el día de hoy. Después de comer, sesión intensiva de chistes por parte de los niños, que hoy están la mar de ocurrentes. Y de vuelta a Artaun, entre canciones y juegos.
RUTA Y PERFIL DE LA MARCHA REALIZADA:
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Domingo, 16 de enero de 2011
DATOS DE LA RUTA:
Acceso: barrio de Mamariga, en Santurtzi (Bizkaia).
Desnivel positivo: 404 m al Serantes y 280 m más a Punta Lucero.
Tiempo aproximado: 3 h 20 min (1 h de ascensión al Serantes y 1 h 45 min más a Punta Lucero).
Distancia: 10´3 km (incluida la subida a Punta Lucero).
Dificultad: Fácil.
El Serantes (451 m) y su vecino Punta Lucero (307 m) son, pese a sus modestas altitudes, una excelente atalaya desde la que disfrutar de unas vistas inmejorables de la costa cantábrica y de las montañas circundantes. Las construcciones militares que nos encontramos en sus cimas son una buena muestra del interés castrense y estratégico que estos montes tuvieron en el pasado.
Recorrido realizado: Santurtzi – Serantes (451 m) – Zierbena – Punta Lucero (307 m) – Playa de La Arena (Muskiz)
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Iniciamos el recorrido en la plaza Virgen del Mar, situada en el barrio santurtziarra de Mamariga, punto de encuentro de hoy tanto para los que nos hemos desplazado en nuestros vehículos particulares como para los que han optado por acercarse hasta esta conocida villa marinera utilizando medios de transporte públicos. Allí tomamos la calle Mamariga hasta llegar a la altura de la parada de Bizkaibus 4995, momento en el que tomamos una calle peatonal situada a la izquierda que, tras pasar junto a la Kultur etxea, finaliza en una senda herbosa.
La senda nos conduce en pocos metros hasta una pista cementada. Giramos a la izquierda y cogemos poco después el primer desvío a la derecha. A partir de aquí el ascenso al Serantes discurre en su mayor parte por una ancha pista cementada que no ofrece pérdida alguna. Sobre todo en un día como el de hoy, en el que el buen tiempo ha animado a muchísima gente a ascender a esta conocida cumbre de la margen izquierda.
Así que vamos ascendiendo poco a poco y a paso seguro, algunos siguiendo la pista y otros atajando por los numerosos senderos situados a ambos lados del camino que evitan realizar los amplios zigzags que dibuja la pista. Y porque es más divertido, claro. Mientras tanto, vamos disfrutando por el camino de unas inmejorables vistas al superpuerto de Bilbao y a la bahía del Abra. Y es que el Serantes si algo tiene de especial es precisamente el hecho de ser una magnífica atalaya desde la que se domina la desembocadura de la ría. Por este motivo su cumbre y sus laderas están salpicadas de edificaciones de carácter militar, antiguos restos de un pasado que da fe de la importancia histórica que tuvo este lugar como punto de observación privilegiada en la defensa de la entrada de la ría.
El conocido como “Polvorín de El Mazo”, antiguo almacén de municiones y armamentos situado a 245 m de altitud, es el primer resto militar que nos encontramos a nuestro paso. Más arriba, a 324 m sobre el nivel del mar, se levanta el “Fuerte”, nombre con el que se le conoce a un fortín de planta hexagonal que llegó a ocupar una superficie de 6.800 metros cuadrados y que hoy en día se encuentra en estado de ruina. Junto a estos restos castrenses nos encontramos con una fuente y un área recreativa a la que parece ser que acuden los habitantes de Santurtzi los lunes de Pascua a celebrar el día de Cornites, que consiste básicamente en lo que consisten la mayoría de las fiestas, es decir, en comer. Así que ese día los santurtziarras suben en oleadas desde Mamariga o Cabieces para degustar un tradicional manjar compuesto de pan, chorizo y huevo cocido que, sin duda alguna, estará buenísimo… para el que no tenga problemas con el peso corporal, claro.
Desde este punto hasta la cima ya sólo nos queda un pequeño repecho que puede afrontarse de dos maneras distintas: siguiendo la pista o subiendo de frente por una senda herbosa. Esta segunda opción, más inclinada pero también más corta y montañera, es la que elegimos nosotros. Bueno, a decir verdad debe de existir otra tercera opción. De hecho, el santurtziarra del grupo me explicó que él había afrontando el último tramo de la ascensión por no sé qué sitio porque no le entendí muy bien, por lo cual deduzco que esta tercera opción está destinada únicamente a oriundos del lugar. Digo yo.
Y, ya en la cima, nos recibe la construcción militar más antigua de la zona: el “Torreón”, levantado en 1868 para evitar los asedios carlistas y reforzado treinta años después para prevenir, junto con el resto de las construcciones militares ya citadas, un posible ataque norteamericano –eso dicen los expertos en el tema. Ya se sabe: eran los tiempos de la guerra de la independencia de Cuba y a los políticos y estrategas de entonces no se les ocurrió mejor idea que pensar que los norteamericanos no tenían otra ocupación más provechosa que hacer que cruzar el Atlántico, internarse en el Cantábrico y atacar la Península Ibérica y el menguado orgullo nacional desembarcando en la costa vizcaína. No comment. Parece una película de ciencia ficción.
El santurtziarra de Menditxiki me comentó, allí en las alturas, que los habitantes de Santurtzi utilizan los nombres de primer castillo, segundo castillo y tercer castillo para denominar a estas tres construcciones militares (El Mazo, el Fuerte y el Torreón) que nos encontramos cuando visitamos el Serantes. Esto lo pongo aquí por dos motivos: primero, para que se vea que me documento bien; y, en segundo lugar, porque cuando se visita un sitio es conveniente dominar el idiolecto de la zona para poder comunicarse con los nativos. Que no… que es broma.
En la cumbre del Serantes, aparte de los restos del “Torreón”, por donde corretean alegres y despreocupados los niños, nos encontramos con dos fuentes, un vértice geodésico, una mesa de orientación, una antigua torre de vigilancia, dos buzones montañeros y una enorme torre de telecomunicaciones que rompe con todo el encanto de la zona. Y, naturalmente, esas grandiosas vistas de las que es posible disfrutar en días despejados como este.
Tras tomar un ligero tentempié un poco alejados de la cima, hoy plagada de gente, nos disponemos a continuar la marcha de hoy encaminando nuestros pasos hacia el pueblo pesquero de Zierbena. Para ello continuamos por el cordal cimero, dirección noroeste, siguiendo una senda herbosa. Pasamos junto a una cueva (“Cueva del ermitaño” –aparece escrito en un cartel situado a la entrada de la misma–) y una profundísima sima hasta llegar a un sendero que desciende bruscamente dirección Zierbana. Un sendero muy resbaladizo, por cierto. Menos mal que tenemos una valla verde a la izquierda donde agarrarnos y que consigue evitar que más de uno termine con el orgullo por los suelos.
Desembocamos finalmente en El Valle, un barrio de Zierbana, y allí, a los pies de la cantera, el numerosísimo grupo de hoy (alrededor de 50 personas) se divide en dos: algunos bajan a Zierbana, donde, después de comer, toman un autobús hasta la playa de La Arena; otros, para variar, decidimos ascender hasta Punta Lucero.
Para llegar a Punta Lucero desde Zierbana suele tomarse como punto de partida la parada del autobús del barrio de La Cuesta. Pero nosotros no. Nosotros optamos por ascender desde El Valle, el barrio en el que nos encontramos. Para ello subimos ladera arriba por una campa situada enfrente de la cantera, la cual desemboca en una carretera. Después tomamos una senda a la izquierda y nos situamos en una pista cementada que asciende hasta una antena de telecomunicaciones (últimamente estamos visitando todas las antenas de telecomunicaciones instaladas en los montes). Allí la pista hormigonada desaparece para dar paso a una sendero de tierra que va llaneando por la cresta hasta llegar al buzón y el vértice geodésico que corona la cumbre de Punta Lucero.
También esta cima, que domina el Abra, ha tenido una gran importancia estratégica y militar, motivo por el que en su cumbre nos encontramos con restos de trincheras y cañones, además de las ruinas de un acuartelamiento militar que fue utilizado hasta no hace muchos años. Son los vestigios históricos del llamado Cinturón de Hierro de Bilbao, un sistema de fortificación formado por túneles, líneas de trincheras, búnkeres e instalaciones defensivas que se construyeron durante la guerra civil española en los montes que rodean Bilbao para defender la capital vizcaína de los ataques del bando nacional.
Allí comemos, sentados frente al mar y rodeados de soledad y de silencio. Nada que ver con la masificación del Serantes. Esto sí que es paz. Bueno, en aquellos no lejanos tiempos en que por aquí circulaban los soldados y militares y se podía oír el bramido estridente de los cañonazos, seguramente no se respiraba la paz que se respira ahora. Eso es lo que hemos ganado.
Y después de que los niños disfruten recorriendo las galerías que comunican los cañones entre sí, iniciamos el descenso hacia la playa de La Arena siguiendo dirección noroeste.
En escasísima media hora ya estamos en la playa disfrutando de la tarde con el resto de los integrantes de Menditxiki. Después, autobús a Santurtzi y de vuelta a casa. No suelen salir días tan soleados como éste en pleno mes de enero. Ciertamente, no.
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