Archivo de marzo de 2011
DOMINGO, 27 DE MARZO 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Desde el barrio de Ugalde. A este barrio se accede desde la localidad alavesa de Llodio por la A-3632 dirección Okendo. Antes de llegar a este pueblo hay una desviación a mano derecha que nos lleva a Ugalde.
DESNIVEL: 534 m
DISTANCIA: 5 Km
TIEMPO APROXIMADO: 3 horas, ida y vuelta
DIFICULTAD: Fácil
El Gallarraga y Kiputxeta se encuentran en el macizo de Ganekogorta.
El primero aparece como una montaña puntiaguda si la miras el este o el oeste y como una gran loma si la divisas desde le sur. Está separado del Ganekogorta por el collado Pagero. Además de esta cumbre, componen el macizo de Ganekogorta el Pagasarri, Ganeta, Ganeko, Kamaraka y Goikogane.
Esta cumbre tiene una gran sesión fotográfica porque desde este a oeste y desde norte a sur se puede apreciar varios montes, sierras y el océano Cantábrico
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Dejamos los coches aparcados al final de la pendiente que sube desde el inicio del barrio de Ugalde hasta el final del mismo. Después de unos 2,5 km, aproximadamente, se termina la carretera y aquí, junto a un caserío de la zona, comenzamos la ruta.
En este punto hay dos caminos: uno hacia la derecha y otro a la izquierda, que es el que cogemos.
Poco después y tras una corta pero muy pronunciada pendiente de cemento, encontramos a nuestra izquierda un depósito de aguas. Lo dejamos atrás y continuamos para encontrarnos, muy pronto, un paso canadiense que atravesamos. Seguimos y unos 200 m más adelante encontramos una senda a la izquierda y otra a la derecha. Ambas las dejamos de lado para continuar por el mismo vial que traemos.
Enseguida tenemos que abandonar éste para subir, hacia la derecha, por una senda que asciende, la cual está marcada con hitos a ambos lados.
A mitad de cuesta nos encontramos un paso con una valla metálica. La abrimos, pasamos y la volvemos a cerrar. Llaneamos un poco por este camino que enseguida marca una fuerte curva a la izquierda para dar paso a otra senda que surge por su
derecha. Esta senda, también empinada, se dirige hacia una valla metálica que tendremos que atravesar por un paso elevado. Cruzamos la verja y continuamos por un camino, un poco más amplio, hacia la derecha. Llaneamos entre pinos para encontrarnos poco después este camino cortado por árboles caídos. No importa: hacia la izquierda sube una senda estrecha pero bien
marcada que bordea el monte Kiputxeta por su cara este.
La senda nos llevará enseguida al collado de Kiputxeta, desde el cual giramos hacia la derecha visualizando el último tramo hacia el Gallarraga. Se divisa la cara sur del monte, imponiendo su ascensión con una gran pendiente que, a algunos de nosotros, nos impone. Pero solo a uno o dos porque el resto enfila hacia arriba desafiando las leyes de la gravedad.
Poco a poco, unos antes y otros después, vamos ascendiendo por esta loma y llegamos al buzón. Un buzón colocado por el grupo alpino Gallarraga de Sodupe.
Nuestro montañero Jack, gran conocedor de montes, me explica con gran detalle la gran cantidad de montes que se visualizan. Mi memoria no retiene muchos pero, desafiando al viento que hace, apunto lo siguiente: hacia el este está el Mugarra, Anboto y Unzeta; hacia el oeste se encuentran el Cerredo y el Eretza; en el sur, la Sierra Salvada; y al norte se puede contemplar el mar Cantábrico y la imponente y nueva edificación “torre de Iberdrola”.
Mientras nos encontramos en la cima también podemos contemplar los buitres sobrevolando debajo de nosotros buscando comida. No les vamos a dar ni las sobras ya que nos las hemos ganado para nosotros solos. Así que, tras el tentempié de rigor, decidimos movernos y volver al collado de Kiputxeta por otro camino, dando un pequeño rodeo ya que la ruta se nos había quedado corta.
De pronto se oyen una voz que grita: “mi mochila”. La mochila se había caído monte abajo y su dueña decía: “dejadla, dejadla”, pero cuatro alegres montañeros comienzan a descender por la cara norte del Gallarraga en busca de la mochila perdida y hallada.
Una vez reunido el grupo y la mochila perdida, volvemos sobre nuestros pasos abandonando la idea de regresar por el otro camino ya que, hacia donde nos disponíamos a ir antes del “accidente” de la mochila, se visualizan unas nubes negras y con ganas de descargar.
Así pues, bajamos al collado de Kiputxeta y desde aquí subimos al monte del mismo nombre siguiendo la senda que nos trae del Gallarraga hacía el sur. Son, apenas unos 100 metros los que separan el collado de su monte.
Nos hacemos una foto de grupo y volvemos al collado para coger la senda que nos había traído al mismo. Vamos ligeritos porque la lluvia que nos amenazaba hacía un rato ahora parece que se intensifica.
Llegamos a los coches y uno de nuestros compañeros nos lleva a comer a la ermita de San Román, la cual se encuentra muy cerca y se accede a ella volviendo a la A-3632 dirección Llodio , en una desviación que se encuentra en la primera subida, hacia la izquierda.
Comemos, charlamos, hacemos planes de futuro y nos vamos a tomarnos el cafelito a Areta.
Aún sintiendo que el proponente de la ruta no haya podido acompañarnos, ha sido otro buen domingo.
Gracias, Ana, por surtirnos de fotos, una vez más, para poder ilustrar esta salida.
Domingo, 20 de marzo de 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Área recreativa de Saldropo, en Zeanuri (Bizkaia), situada a unos 594 metros de altitud. Para llegar allí desde Bilbao hay que tomar la N-240 (dirección Vitoria-Gasteiz) hasta llegar al alto del puerto de Barazar (kilómetro 38). Una vez allí se toma una pista de hormigón situada detrás del bar Bengoetxea en cuyo inicio unos paneles informativos indican la entrada en el Parque Natural de Gorbeia. Siguiendo esta pista cementada se llega en 3 km al área recreativa del humedal de Saldropo.
DESNIVEL POSITIVO: 1.060 m aproximadamente.
DISTANCIA: unos 15 km.
TIEMPO APROXIMADO: 4 h 30 min (2 h 30 min de ascensión).
DIFICULTAD: media-alta.
El mítico Gorbeia se encuentra enclavado en pleno corazón del macizo del mismo nombre, el cual fue declarado Parque Natural el 21 de junio de 1994. Se trata de la cumbre más elevada, popular y emblemática de las provincias de Álava y Bizkaia, ya que sirve de frontera entre ambos territorios. La afamada cruz metálica de 17 metros de altura que se alza orgullosa en su redondeada cima sirve de faro y guía a los miles de montañeros que año tras año acuden en masa a rendirle culto y pleitesía.
Al Gorbeia se puede acceder por su vertiente sur (Altube, Murua, Markina, Sarría, Zárate…) o por su vertiente norte (Saldropo, Zárate, Zeánuri, Areatza, Ubide…), más abrupta y espectacular. Y de entre todos estos posibles puntos de acceso, nosotros hemos elegido para esta ocasión uno de los senderos más clásicos y bellos de ascensión: el que nace en el humedal de Saldropo, se adentra en un tupido bosque de cipreses y, tras remontar el espectacular paso de Atxuri, se dirige hacia los paredones calizos del Aldamin para bordearlos por su parte oriental y alcanzar así el collado de Aldamiñospe. Se trata de uno de los itinerarios más completos y de mayor interés paisajístico de todo el Parque Natural de Gorbeia.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Dejamos los coches en el amplio aparcamiento situado junto al área recreativa del humedal de Saldropo y comenzamos a caminar por una pista cementada situada al final del parking. Un poste de madera allí situado nos indica dos itinerarios distintos que parten de este punto: el itinerario Saldropo, y la senda Atxuri (2´3 km / 55 min). Esta última, que transcurre por la GR 12, es la que debemos tomar. Un poco más adelante un nuevo cartel (Atxuri: 2´1 km / 50 min) nos obliga a continuar por la derecha, omitiendo en este punto un desvío a la izquierda, que conduce a un calero situado a 50 m.
La pista, que desciende dirección suroeste, nos conduce al arroyo Uguna, que vadeamos por un bonito puente de madera. Escasos metros después el cemento desaparece para dar paso a una ancha pista de gravilla que asciende entre alerce del Japón y falso ciprés de Lawson hasta situarnos en una zona llana. Pero muy pronto debemos abandonar esta pista para tomar una desviación a la izquierda, marcada con un hito y unas señales rojiblancas un tanto borrosas gravadas en la corteza de un árbol.
Remontamos la pendiente, cada vez más pronunciada, que asciende dirección suroeste en medio de un sombrío y tupido bosque para girar posteriormente a oeste noroeste, procurando no perder de vista los hitos y las marcas rojas y blancas de la GR que, muy diseminadas por el camino, van guiando nuestros pasos.
Llegamos así a un rellano donde nos encontramos de nuevo con un poste indicador que nos hace tomar la desviación de la izquierda (Atxuri: 1´4 km) y continuamos caminando a través de sendas poco definidas que se entrecruzan en una ascensión prolongada en medio de un bosque salpicado de pinos y diversas especies autóctonas que nos conducen sin pérdida alguna al singular paso de Atxuri, un estrecho sendero excavado en la roca con una espectacular caída hacia el abismo.
Tras cruzar este contrafuerte rocoso y superar un tramo final de ascensión nos encontramos en el portillo de Atxuri, el cual nos regala unas bonitas vistas del Gorbeia y su fiel centinela, el rocoso Aldamin. Es el momento de tomar un tentempié y disfrutar contemplando toda la belleza que nos rodea por los cuatro costados.
Nuestro siguiente objetivo es el collado Aldamiñape, situado a 2´1 km y 40 min de distancia del portillo de Atxuri, según un cartel de madera allí situado. Para ello giramos a la derecha, dirección oeste, siguiendo una senda que discurre paralela al cordal para poco después desviarse ligeramente hacia la izquierda y comenzar a descender en dirección a los refugios que se divisan a los lejos, bajo la pared rocosa del Aldamin.
Las marcas rojas y blancas de la GR- 12, esparcidas por las rocas, nos conducen hasta el pequeño arroyo de Arimekorta, que cruzamos para, a continuación, comenzar a ascender nuevamente en dirección al Aldamin. Pasamos junto a varios refugios privados, llegamos al refugio de cementos Lemona, bordeamos el Santutxuko auzo aterpea siguiendo una pista de piedras en la que hemos desembocado y llegamos poco después a una zona recogida y provista de una gran mesa y bancos corridos situada a los pies de la impresionante cara norte del Aldamin. Estamos en la ancestral majada de Aldamiñape, a 1.005 metros de altitud, una mágico lugar protegido por hayas y enormes bloques de piedra caliza desprendidos del Aldamin.
Llegados a este punto la mayoría decide dar por finalizada la excursión del día y tomarse un merecido descanso, mientras unos pocos tomamos la determinación de seguir adelante.
Para ello nos acercamos a la desafiante ladera norte del Aldamin, lo bordeamos por su lado oriental siguiendo la parte alta del barranco de Dulau y llegamos poco después, tras superar un fuerte repecho, al collado de Aldamiñospe (1.376 m), en cuyas proximidades se sitúa un pluviómetro. A nuestra derecha se alza la afilada loma rocosa del Aldamin y a nuestra izquierda la ladera herbosa del Gorbeia.
Ya sólo quedan unos metros. Los metros finales. La niebla envuelve el paisaje mientras vamos ascendiendo hasta que conseguimos dejarla atrás y superamos el último tramo que nos separa de la cima bajo el azul resplandeciente de un cielo que parece darnos la bienvenida. No podría haber en este momento mejor lugar en el mundo donde celebrar el cumpleaños de uno de nuestros compañeros de montes y aventuras: tarta, vino y risas bajo la majestuosa cruz del Gorbeia.
E iniciamos el descenso hacia el lugar donde se encuentra el resto del grupo, no sin antes pasar junto a un bonito monumento de piedra levantado en honor a los pastores de Aldamiñape en medio de una pequeña loma.
Una vez reunidos de nuevo, comemos y disfrutamos de este último día de invierno antes de regresar a Saldropo por el mismo camino por el que habíamos subido. Una bonita excursión al corazón y al alma de uno de los parques naturales más bellos de Bizkaia.
Domingo, 13 de marzo de 2011
DATOS DE LA RUTA:
ACCESO: Basquiñuelas (Álava). Para llegar allí desde Bilbao hay que tomar AP-68 y coger la salida 6 hacia Pobes para incorporarse a la A-2622. Una vez pasado Pobes hay que tomar un desvío a la derecha (A-4317) que indica que faltan 4 km hasta Basquiñuelas.
DESNIVEL POSITIVO: 390 m.
TIEMPO APROXIMADO: 2 h 30 min (1 h 15 min de ascensión).
DISTANCIA: 8´1 km.
DIFICULTAD: Fácil.
El Cantoblanco, enclavado en la parte occidental de la provincia de Álava, es una cima despejada y herbosa que se eleva entre el valle de Lacozmonte, al norte, y las poblaciones de Salinas de Añara y Basquiñuelas, al sur.
Los itinerarios de ascenso a esta cumbre alavesa remontando su ladera septentrional parten de poblaciones como Escota o Artaza. Sin embargo, nosotros hemos optado por coronar su cima por su otra vertiente, partiendo de Basquiñuelas, un minúsculo y recóndito pueblo rodeado de bosques cuya existencia parece remontarse al siglo XI.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO REALIZADO:
Antes de iniciar la descripción del recorrido realizado, queremos romper una lanza a favor del Cantoblanco. Porque cualquiera que navegue por internet intentado encontrar referencias sobre este monte se llevará la desagradable sorpresa de que en la mayor parte de las páginas web aparece descrito como un monte exento de belleza. Y sinceramente, desconocemos la razón de ello, aunque creemos que el motivo quizás se deba a que en Mendikat se dice literalmente que “este monte es, en mi opinión, de los más feos que se pueden subir en esta provincia”. Quizás el que escribió esto no estaba en su mejor momento el día que ascendió al Cantoblanco y tal vez todas las demás páginas web, que suelen tener como punto de referencia a Mendikat, no se hayan atrevido a desmentirlo. Vete tú a saber. Lo cierto es que el único que parece desligarse de esta opinión es nuestro admirado Iñigo Muñoyerro, que es todo un artista y va por libre.
Nosotros no somos unos artistas como él pero también tenemos criterio propio y por este motivo diremos bien alto y bien claro que el Cantoblanco es un monte que, como cualquier otro, encierra una belleza singular que sólo es capaz de apreciar aquel que ama la montaña… y que no tiene un mal día cuando decide subirla, claro.
Y nosotros hoy no hemos tenido un mal día. Ciertamente, no. Incluso hemos conseguido dejar aparcados, aunque con algo de esfuerzo, la gran cantidad de coches con la que hemos invadido hoy el pacífico pueblo de Basquiñuelas.
Para ascender al Cantoblanco tomamos un camino que remonta las últimas casas del pueblo y se dirige hacia un antiguo y pequeño cementerio. Antes de llegar a él tomamos una ancha pista de tierra a la derecha que conduce en escasos metros a un depósito de aguas.
Cuando llegamos a este punto nos encontramos con una bifurcación. Y, aunque en un primer momento nos despistamos y tomamos el camino equivocado (el que asciende a la derecha), muy pronto nos percatamos de nuestro error y retrocedemos unos pasos para continuar de frente.
Inmediatamente después de rebasar el depósito de aguas, tomamos una desviación a la derecha para internarnos en un umbroso camino sembrado de hojas caídas.
Unos minutos después cruzamos una alambrada abierta y nos encontramos con una bifurcación. Los dos caminos conducen al Cantoblanco y nosotros tomamos el de la izquierda, más directo y más cómodo.
Mientras continuamos por este camino, un ancho cortafuegos que asciende de forma progresiva y constante, podemos disfrutar de unas preciosas vistas al Bachicabo, el monte nevado en el que estuvimos el fin de semana pasado y del que guardamos tan buenos recuerdos.
Llegamos así a una barrera metálica de color azul que debemos cruzar y continuamos de frente por una ancha pista que recorre todo el cordal. Cuando divisamos ya a nuestra izquierda con total claridad la gran antena rojiblanca y el vértice geodésico del Cantoblanco decidimos abandonar momentáneamente la pista por la que caminamos para tomar un atajo a la izquierda que desciende y vuelve a enlazar otra vez con la pista inicial. Si no hubiéramos atajado habríamos llegado al mismo punto, pero dando un rodeo mayor.
La cima está cada vez más al alcance de la mano. Sólo falta el último repecho final, tras el cual nos recibe el vértice geodésico del Cantoblanco y sus dos buzones. Amplias e inmejorables vistas sobre la sierra de Árcamo.
Unas fotos de rigor…
… e iniciamos el descenso. Para ello continuamos por la pista, dirección oeste, dejando la alambrada a nuestra izquierda. Siguiendo esta pista se llega al Pinachos (988 m), aunque nosotros decidimos abandonarla para atajar por un sendero situado a la izquierda, que primero llanea entre el bosque de pinos y después desciende para incorporarse de nuevo a la pista.
Continuamos por la pista, cruzamos una alambrada y seguimos caminando hasta encontrar un rellano a la izquierda del camino, donde nos detenemos a comer.
Después seguimos nuestro camino. La pista por la que caminamos acaba uniéndose a la pista por la que habíamos ascendido y nos deposita en Basquiñuelas poco después.
De allí nos dirigimos en coche al bonito pueblo de Añara, donde hay un acogedor bar con una gran terraza colgada sobre las eras de las famosas salinas de Añara. Un buen lugar donde terminar el día. Y todo esto gracias a un guía de excepción que hemos tenido hoy la suerte de contar entre nuestras filas. Nuestro agradecimiento para él y su familia.
RUTA Y PERFIL DE LA MARCHA REALIZADA:
(Para ampliar las dos últimas imágenes pincha sobre ellas y, a continuación, vuelve a hacer click encima)